
Además, en muy poco tiempo ha conseguido su objetivo, llamar la atención, hacer visible la situación política de la Comunitat Valenciana con una metáfora apabullante: tres naranjas, una totalmente podrida, otra en vías de ser conquistada por el moho, y la última sana. Sintético, visualmente excelente.
El ya famoso cartel de las naranjas podridas ha molestado a un par de colectivos. El primero ha sido el PP de la Comunitat Valenciana. Parece ser que se han dado por aludidos, aunque en ningún momento se les nombra. Evidentemente han hecho la misma interpretación que muchos (me incluyo) hemos hecho: la naranja es la Comunidad Valenciana, y por extensión la podredumbre es la que, pensamos, afecta a su Gobierno. Pero es una interpretación, puede que hayan más...
El otro colectivo agraviado es AVA-ASAJA , dicen que es "desafortunado" utilizar como imagen estos cítricos en vías de descomposición. Precisamente si se ha utilizado la naranja, es por su poder de asociación con la Comunitat Valenciana. Tal es la asociación, que el principal equipo de fútbol de la Comunitat Valenciana utiliza el color naranja en su segunda equipación. Por cierto, supongo que no han olvidado en AVA-ASAJA que la principal producción agrícola en la Comunitat Valenciana no son los cítricos, es la vid, pero es más desconocida.
¿Alguien piensa de verdad que no se consumirán naranjas por verlas podridas en un cartel? A mí se me han podrido muchas en la cocina, y no por ello dejo de consumirlas (tantas cosas se me han estropeado por olvido o descuido en la nevera y aún así sigo comprando...). El cultivo intensivo se produjo a partir de finales del XVIII, alcanzando un verdadero auge en el XIX y sobre todo a partir de la exportación al extranjero durante el XX. La naranja aportó gran riqueza a muchas zonas (por ejemplo, casi la totalidad del término municipal de Burriana que deja libre el casco urbano está ocupado por naranjos). Ahora con la caída de precios motivada por la importación procedente de Sudamérica, el Magreb o Turquía, hace que muchas veces los agricultores prefieren no recoger la fruta y dejarla perder que emplear a temporeros, ya que no alcanzan a rentabilizar gastos. Es decir, la fruta se pudre en los campos, en ocasiones a los pies de las vallas publicitarias.
En definitiva, creo que con la campaña de las naranjas podridas se ha dado en el clavo. Como nunca llueve a gusto de todos, las voces discordantes serán eso, voces discordantes.
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