jueves, 16 de septiembre de 2010

TRABAJAR PARA ESPAÑA

O yo soy muy listo, o hay gente que es gilipollas. O peor, quieren idiotizar a la gente. Me estoy refiriendo al revuelo que se ha levantado respecto a la frase del presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, acerca de que "una persona, cuando está formándose, está trabajando, está trabajando para el país".
Vamos a ver, trabajar no quiere decir exactamente que se esté realizando una actividad remunerada. De hecho esta es en el DRAE la segunda acepción de las dieciocho que se recogen. Por lo tanto esta es una palabra polisémica. Evidentemente los partidos políticos, en su lógica acción de desgaste del Gobierno, emplean la acepción que más les conviene.
En otras palabras, que aquellas personas que se están formando están realizando una aportación al país. Esto es así porque cuanto mejor estén formad@s l@s trabajadores/as de nuestro país, mejor podremos salir de la crisis y podremos situarnos mejor para encarar una nueva coyuntura negativa. Hay oficios que se relacionan, y con una formación adecuada se pueden dominar varias disciplinas similares, de fontanero a instalador de gas (por ejemplo), de celador a técnico sanitario, etc.
Esto no hace falta decírselo a la gente, porque para este curso académico que se inicia han faltado plazas para matricular a alumnos en distintos módulos formativos. Incluso han tenido que desdoblar a alumnos en ciclos donde hacía años que no lo hacían.
Pero no sólo debe ser importante la formación para los parados. También lo debe ser para un trabajador en activo. Nadie se imagina que un médico no esté al día de los nuevos descubrimientos, tratamientos o medicamentos para diagnosticar y curar una patología; nadie imagina que un taxista lleva el mismo taxi que hace treinta años, y ahora llevan motores híbridos, los equipan con gps, posibilidad de pagar con tarjeta, incluso aprenden idiomas para atender de una manera más eficaz los turistas que visitan nuestro país; nadie imagina a una abogada que no estudie las nuevas leyes dictadas por los parlamentos. El mundo evoluciona a una velocidad vertiginosa, y lo que hoy es cotidiano en unos años estará desfasado y necesitaremos adquirir nuevas habilidades, en nuestra vida personal y en lo profesional. ¿O es que la máquina de escribir, los carretes de fotos o las cabinas telefónicas son elementos habituales en nuestras vidas? No, ahora lo son los móviles, los emails y la tdt, por ejemplo.
Pero volviendo al tema inicial, parece que en ocasiones los grupos políticos (también en ocasiones al que pertenezco, entonemos un mea culpa aunque sea chiquitín), entonamos proclamas para desacreditar al contrario por lo que dijo, haciendo una interpretación errónea. En este caso concreto creo que se lo han cogido con papel de fumar, y bastante fino.
Trabajar para España no es sólo estar en una oficina de 8 a 3. Cuando Rafa Nadal gana un Grand Slam está trabajando para España porque fortalece nuestra imagen exterior, y España no le paga por ello. Cuando un investigador descubre un remedio para acabar con un parásito, está trabajando para España, porque contribuirá a la mejora de las condiciones de vida. Cuando escribo este artículo trabajo para mi país, porque intento que llegue a algunas personas e intento crear un poco de conciencia crítica. Y nadie me paga por ello.
Es por eso que trabajar por y para España no es sólo ir a currar y cobrar, es un concepto mucho más amplio que se refiere a la mejora de las condiciones generales. La grandeza de algunos políticos está en reconocer esta frase y no trocarla hacia un interés electoralista particular. Pero de eso nos falta un poco, sobre todo en ciertas aceras políticas.
A mí no me escandalizó lo que dijo Zapatero, a mí lo que me indignó fue la utilización perversa de una lengua rica y llena de matices como es la castellana. Parece que algunos intentan inculcarnos una unidad en todo, en pensamiento y en acción, como si el Gran Hermano (el orwelliano, no la bazofia televisiva) se instalara entre nosotros y quisiera aplicar la neolengua. Pronto querrán oficializar tambien la Policía del Pensamiento y el Ministerio de la Verdad, con sus funcionarios trabajando noche y día en cambiar los titulares de los diarios y así las hemerotecas se adecuen a lo que se dice.

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