Desde hace algo poco más de dos meses un hombre permanece postrado a la cama de un hospital en estado de coma. Su gran error fue defender a una mujer que creyó estaban agrediendo. Un comportamiento cívico que fue recompensado con una paliza por parte del agresor de la mujer y con una Medalla al Mérito Ciudadano de la Comunidad de Madrid y la Gran Cruz al Mérito Civil que concede el Consejo de Ministros. Evidentemente estoy hablando del profesor Jesús Neira.
El hecho creo que es conocido de todos, no voy a redundar mucho en lo que pasó, sí que es de reseñar y analizar las consecuencias. Es poco frecuente que una persona, por el simple hecho de actuar como dicta su deber como ciudadano, defienda a una mujer que es agredida, presuntamente maltratada. El hecho es de destacar porque, atendiendo a la resolución, la brutalidad de la agresión nos deja estupefactos.
Por desgracia no es la primera vez que por defender a una mujer maltratada la represalia conduce a un final trágico. Así recordamos a Daniel Oliver Llorente un joven valenciano (de Benicull) que cursaba la licenciatura de derecho en la Universitat de València y que con 23 años fue asesinado al intentar defender a una chica a la que su pareja agredía a plena luz del día. Un puñetazo y una mala caída se unieron fatalmente. Nunca disfrutó de su beca Erasmus a Noruega, nunca vió al nuevo Barça de Guardiola, nunca... imagino que nunca quiso ser un héroe, sólo actuaba como su criterio dictaminó. El 23 de octubre se cumplirá el primer aniversario de su fallecimiento.
En el extremo contrario encontramos a seres execrables como Violeta Santander. Ésta es la mujer que se confiesa "no maltratada" y su defensa ha incurrido en la actual situación de Jesús Neira. En el colmo de la desfachatez se confesó en Telecinco, eso sí, previamente cobró cerca de 70.000 euros (varía según el medio) por acudir al plató de La Noria a reirse de todo un país, pero claro, "ande yo caliente, ríase la gente".
Evidentemente la vergüenza aquí se duplica, si no se eleva al cuadrado. En primer lugar es aborrecible que alguien acuda a un plató de televisión a negar la mayor; las pruebas indican (con un vídeo incluído) que efectivamente su pareja le intentó agredir y que Jesús Neira intercedió por ella. Cada cual es libre de declarar lo que quiera, la justicia dictaminará si su testimonio se ciñe a la verdad o si por el contrario mienten (en definitiva es un delito). Pero llega a ser sórdido que un canal de televisión emplee a estos personajes para ganar audencia. Es indigno que Adrián Madrid y Óscar Cornejo (directores del programa) dejen que este deleznable programa llegue a nuestros hogares y que La Fábrica de la Tele (productora del programa, cuyo 30% es propiedad de Telecinco, y que en su haber tiene el "honor" de ser la creadora de "Aquí hay tomate" u "Hormigas Blancas", reyes del amarillismo y la tele-basura) estime más conviente hacer caja que evitar al espectador el ofrecerle un producto nauseabundo.
Daniel y Jesús son héroes, como tal deberíamos honrarles, deberían ser el espejo en el que nos miraramos y no la excepción que observamos distantes, intentando no involucrarnos demasiado para no salir malparados.
Violeta, Telecinco y sus secuaces son deleznables, que nadie les siga el juego, es casi como si agredieran a una mujer. O a muchas. Creo que cada espectador que vió estos programas (Violeta de momento ha acudido en dos ocasiones a La Noria) agredió a un ciudadano que se estremece con estas noticias, y eso duele horrores.
En el extremo contrario encontramos a seres execrables como Violeta Santander. Ésta es la mujer que se confiesa "no maltratada" y su defensa ha incurrido en la actual situación de Jesús Neira. En el colmo de la desfachatez se confesó en Telecinco, eso sí, previamente cobró cerca de 70.000 euros (varía según el medio) por acudir al plató de La Noria a reirse de todo un país, pero claro, "ande yo caliente, ríase la gente".
Evidentemente la vergüenza aquí se duplica, si no se eleva al cuadrado. En primer lugar es aborrecible que alguien acuda a un plató de televisión a negar la mayor; las pruebas indican (con un vídeo incluído) que efectivamente su pareja le intentó agredir y que Jesús Neira intercedió por ella. Cada cual es libre de declarar lo que quiera, la justicia dictaminará si su testimonio se ciñe a la verdad o si por el contrario mienten (en definitiva es un delito). Pero llega a ser sórdido que un canal de televisión emplee a estos personajes para ganar audencia. Es indigno que Adrián Madrid y Óscar Cornejo (directores del programa) dejen que este deleznable programa llegue a nuestros hogares y que La Fábrica de la Tele (productora del programa, cuyo 30% es propiedad de Telecinco, y que en su haber tiene el "honor" de ser la creadora de "Aquí hay tomate" u "Hormigas Blancas", reyes del amarillismo y la tele-basura) estime más conviente hacer caja que evitar al espectador el ofrecerle un producto nauseabundo.
Daniel y Jesús son héroes, como tal deberíamos honrarles, deberían ser el espejo en el que nos miraramos y no la excepción que observamos distantes, intentando no involucrarnos demasiado para no salir malparados.
Violeta, Telecinco y sus secuaces son deleznables, que nadie les siga el juego, es casi como si agredieran a una mujer. O a muchas. Creo que cada espectador que vió estos programas (Violeta de momento ha acudido en dos ocasiones a La Noria) agredió a un ciudadano que se estremece con estas noticias, y eso duele horrores.
Meter mucho ruido a propósito de una ofensa recibida no disminuye el dolor, sino que acrecienta la vergüenza.
Giovanni Boccaccio (1313-1375) Escritor italiano.
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