martes, 23 de septiembre de 2008

VUELVEN LOS CAFRES



Vuelve el otoño, vuelve el curso escolar, vuelven todas las series que nos gustan a la tele, vuelve la rutina. Pero hemos tenido que soportar un regreso, el más amargo, el más triste, el que ninguna persona de bien desea. ETA ha vuelto a matar.

Durante toda la semana han intentado asesinar. Primero intentaron acabar con la vida de un policía nacional de la localidad vizcaína de Basauri, pero la bomba-lapa que tenía en los bajos de su coche no llegó a explotar y fue desactivada a tiempo. Este pasado fin de semana sendos coches-bombas explotaron junto a un cuartel de la Ertzaintza y frente a la sede de la Caja Vital. Ambos coches llevaban 100 kilos de explosivos destinados a provocar los mayores daños posibles, tanto materiales como humanos. Pero nada ocurrió. Hasta ayer, volvieron a matar a un brigada del ejército, una persona inocente que simplemente descansaba unos días.

ETA ciertamente está muy debilitada, cada vez hay más de sus miembros en la cárcel (donde deberían estar todos y cada uno de estos impresentables), y sus organizaciones afines cercadas por la justicia. La semana pasada se ilegalizó ANV y PCTV y anteriormente se dictó condena contra las Gestoras pro Amnistía. El entorno de ETA se hace más pequeño y los que quedan radicalizan sus posturas y ya se sabe que significa eso en manos de esos cernícalos.

Yo no soy defensor de la Ley de partidos, creo que la derrota lícita de un partido político debe estar en las urnas, surgirá cuando nadie les apoye, cuando nadie les vote, cuando estén solos con su rencor y su veneno. Pero al mismo tiempo así se les corta el grifo de la financiación, menos recursos significa menos capacidad para sus acciones.

Luís Conde de la Cruz era un militar de 46 años que encontró la muerte en un lugar inesperado. ETA es como pronostiqué hace tiempo un animal malherido que tendrá unos últimos estertores fatídicos. Siempre que hay una muerte deseamos, esperamos, ansiamos que sea la última. Cada vez estamos más cerca del fin de estos asesinos. Todos los ciudadanos que deseamos vivir en libertad y en un estado democrático sentimos como nuestras estas viles matanzas, nos cercenan nuestra paz, no podemos consentirlo.

La familia tiene el apoyo de toda la sociedad, todos estamos con ellos, su dolor es el de todos. Descanse en paz.





El problema del hombre no está en la bomba, sino en su corazón.

Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense

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