viernes, 20 de junio de 2008

ALTERNATIVAS VIABLES

Quiero concluir con este artículo la serie que he querido dedicar al petróleo, verdadero causante de las crisis económicas que se han vivido en el mundo después de terminada la Segunda Guerra Mundial. Evidentemente esta crisis no podía quedarse fuera y la humanidad hace decadas que se devana los sesos buscando una alternativa viable que haga propulsar los motores de sus vehículos, mover las turbinas de sus factorías y en definitiva, evitar que la producción mundial se frene en seco, con el depósito vacío.
Quizás la alternativa que sonó con más fuerza en el último lustro fue la del uso de los biocarburantes, los más famosos son el bioetanol y el biodiésel. Esto es, combustibles que se obtienen de los desperdicios de algunos productos vegetales y que son muchísimo menos perjudiciales para el medio ambiente. En teoría, claro, porque este tipo de combustibles ha comenzado ya, acortando su bisoña vida, a levantar críticas por parte de algunos expertos mundiales, preocupados por las consecuencias éticas que conlleva la producción de este tipo de combustible. Se están deforestando miles de hectáreas para dedicarlas a espacio de cultivo de especie óptimas para la producción de biocarburantes, y cuando no se está produciendo un encarecimiento de la materia prima necesaria para obtener estos compuestos, que ¡oh, casualidad!, coinciden con los alimentos básicos para miles de millones de personas, como son los cereales básicos (trigo, arroz, cebada...). Aunque en Valencia estaban encantados, ya que podía producirse con naranjas, dando salida y aumentando el precio de un producto que se pudría en los campos. En nada quedó.
Hace tiempo que dejé de hacer caso a los estudios que indican que ___________ (añada usted lo que le venga en gana), ya que generalmente están pagados por personas que tienen intereses en cualquiera de las dos partes, es decir, en que triunfe un producto o que fracase. Igual que pasa con el petróleo ocurre con los productos que contienen colesterol (huevos, aceite de oliva, carne de cerdo...) o las películas con críticas subvencionadas en algunos medios.
El biodiésel tiene una ventaja fundamental, se obtiene de la recogida de aceites usados y apenas emite residuos a la atmósfera, además elimina el grave problema de los aceites, uno de los mayores agentes contaminantes de las aguas y es estable y fácil de almacenar. La única pega es que acorta sensiblemente la vida útil de los motores. Evidentemente no querremos tener coches que tengamos que cambiar en menos años, con lo que cuesta pagarlos.
El alcohol se estimó una de las alternativas más viables, pero su peligrosidad lo ha desaconsejado. También el uso del hidrógeno ha sido probado con bastante éxito. Esta misma semana la marca Honda ha lanzado a la venta su primera producción de coches a hidrógeno, de momento limitada a 1.000 unidades. Veremos en que queda.
Por ahora un parche que parece exitoso es el de los automóviles con propulsión híbrida, es decir, que combinan un motor de combustión tradicional con uno eléctrico. Es la respuesta mixta a otra alternativa, los coches eléctricos, que por el momento carecen de una autonomía interesante, apenas recorren 40 kilómetros y necesitan electricidad que se ha de producir de alguna manera.
Sea como fuere, intentar mitigar los efectos de los gases invernaderos emitidos por el transporte es siempre de agradecer, ya que aminoraría el problema de un planeta enfermo que necesita reposo por alguna parte. Nosotros somos el virus que ataca, probemos a ser también el leucocito que defiende.
La esperanza hace que agite el naufrago sus brazos en medio de las aguas, aún cuando no vea tierra por ningún lado.
Ovidio (43 AC-17) Poeta latino.

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