miércoles, 11 de junio de 2008

ALGO MÁS QUE UNOS CÉNTIMOS

Comienzo aquí lo que podría denominar el "ciclo del petróleo", es decir, en varios artículos voy a hablar de los efectos que la crisis del petróleo está ocasionando en el mundo entero.
Empiezo a hablar de las consecuencias en España, que se traducen en una escalofriante subida del precio de los carburantes. Han aumentado práctimente un 50% en aproximadamente un año y medio. Y lo digo con conocimiento de causa, porque en febrero del 2007 me compré un coche nuevo (diesel) y el precio del litro de gasóleo era de aproximadamente 93-94 céntimos de euro. Hoy en día ronda el euro con treinta céntimos. Hagan cuentas, señores.
La crisis del precio de los carburantes se ha magníficado por la protesta de los transportistas, que han llevado al desabastecimiento en algunos comercios. Protestan porque el aumento de los precios les hace inviable salir a la carretera ya que es imposible conseguir beneficios.
En realidad el aumento del precio de los carburantes afecta a todos los conductores, aunque por supuesto son los conductores profesionales los que más sufren debido a que es materia prima de su trabajo. Que protesten, que renieguen, que vayan a la huelga lo veo no sólo lógico también conveniente, siempre y cuando crean que es la mejor postura ante sus reivindicaciones, pero de ahí a que intenten desarbolar a la sociedad en pleno hay un trecho que no deben sobrepasar.
Estos días hemos asistido a imágenes que se nos quedarán grabadas por bastante tiempo. Ver las estanterias de los comercios vacías, totalmente libres de productos básicos es escalofriante. Parte de esta situación la han provocado ciudadanos extremistas que pensaban poco menos que se acababa el mundo y han hecho acopio de víveres para una larga temporada, y por lo que he podido ver se han preparado a conciencia.
La otra imagen, la que nunca deberíamos haber visto es la de la violencia. Que un camión se quede atravesado en mitad de una autovía porque le da la gana, es violencia y está alterando la libertad del resto de ciudadanos. Los piquetes han mutado en sindicatos del crimen, más próximos a los personajes de "La ley del silencio" que a unos huelguistas del año 2008. Lo peor: el piquete arrollado mortalmente en Granada y el camionero que casi pierde la vida por el fuego provocado por sus compañeros. Los energúmenos que vaciaron un camión de electrodomésticos tampoco hay que dejarlos de lado, pero evidentemente una vida humana tiene mucho más valor que la carga de todos los camiones que hay en el mundo.
Nota abierta a los transportistas cafres: todos comprendemos sus reivindicaciones, incluso las hacemos nuestras, hasta que exceden unos límites lógicos para cualquier cabeza, en ese instante pierden la razón y todos sus motivos se vuelven piedras contra su tejado.
Toda reforma impuesta por la violencia no corregirá nada el mal: el buen juicio no necesita de la violencia.
Leon Tolstoi (1828-1910) Escritor ruso.

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