PERROS Y RUMANOS

Ya les advertí a los italianos en mi post del día 15 de abril (titulado ¡¡¡FIIIIIIIIRMES!!!) que Dios les debía de coger confesados por haber elegido como presidente al cavaliere Berlusconi. Pero aunque patiné un poquito en mi consejo lo arreglo en un momento, los que deben de confesarse son los inmigrantes rumanos ya que se ha abierto la veda y comienza la época de caza de rumanos en Italia y que algún santo los proteja.

A todo esto, ¿los rumanos no son ciudadanos de la Unión Europea?. Entonces, ¿no tienen toda la legalidad para estar en cualquiera de los 27 países miembros? Ya sé que los rumanos necesitan el pasaporte para viajar por Europa ya que no están plenamente integrados en el espacio Schengen, pero si son legales en su país de origen, lo deberían de ser en cualquier otro de la Unión Europea.

Los restantes miembros de la Unión Europea callan, la Comisión Europea permanece muda, el EuroParlamento guarda silencio, todos son cómplices de una norma que origina exclusión, una ley xenófoba, más propia de la Italia fascista de Mussolini que de la Italia que debiera ser moderna en 2.008. Las imágenes en televisión de la policía entrando en las casas nos remiten a documentales en blanco y negro, estrellas de David en las mangas y cruces gamadas ondeando en las banderas. La noche de los cristales rotos ha vuelto, y no hablamos de una película de suspense norteamericana.

Contra la expulsión sólo hace falta integración. Educación frente a incompresión. Nunca recetas mágicas o "contratos de integración" rajoynianos. Pero así es más fácil despistar al pueblo, que miren hacia donde decimos, no hacia donde deben, y precisamente esta caza (que es lo que realmente es) se radicaliza donde hace falta más educación, más recursos, la Italia pobre, el sur. Culpamos a los inmigrantes, que es el grupo humano más indefenso. Y ya está. Así el presidente puede dedicarse a verdaderos asuntos de estado: mandar notitas (cual adolescente en celo) a las diputadas más jóvenes. Además de racista, machista. Todo lo tiene mi nene.

Ya veremos que ocurre cuando haya un período de bonanza económica y se necesiten inmigrantes para labores como las agrícolas o la construcción, tal como ocurre en España si no hubieran inmigrantes que cubrieran esos puestos de trabajo no habría nadie que lo hiciera y la economía no avanzaría.

Pero no sólo en Italia pueden colgarse la medalla de oro del racismo. Mucho más cerca de mí, apenas a unas tres horas en barco, en la isla de Mallorca, concretamente en Alculdia, un "honrado" comerciante colgaba un cartel en su tienda que rezaba así: «¡Aviso! Se prohíbe la entrada sin previo aviso a perros y rumanos, de lo contrario saldrán echando ostias». En primer lugar, este individuo es un iletrado, ya que la forma correcta es hostias, con hache; y el cartel ya es un aviso, no existe entonces el "previo aviso".

Pero lo más grave es la comparación terrible entre cánidos e inmigrantes y la violencia verbal que encierra la violencia física que le gustaría desplegar hacia los seres vivos que aun prevenidos, osan de entrar en el comercio inmaculado. Se defiende alegando su hartazgo a los constantes robos que ha sufrido. Esto se entiende, lo que no es comprensible es la xenofobia nauseabunda que destila. Este tipo de individuos debería pasar un Erasmus penal, es decir, cumplir condena en una de las cárceles rumanas, a lo mejor cambiaba de idea. O no, al contemplar las condiciones paupérrimas de las que escapan miles de personas les odiaría por no saber hacer las cosas "como Dios manda". Nadie es perfecto, excepto él, claro.

Solucionar la brecha entre dos mundos que conviven juntos es la tarea más complicada a la que se enfrenta nuestra sociedad y es imprescindible atacarla con voluntad de éxito. Si no, las perreras tendrán que admitir seres humanos, es la respuesta lógica a una situación ilógica, si podemos aplicar la lógica a las cabezas vacías.

¡Qué lastima! ¿Seguirán riéndose de la Alianza de Civilizaciones de Zapatero?

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