EL FIN DEL TOMATE

Que nadie se asuste, no quiero decir que se vaya a acabar esa grandiosa hortaliza que tanto nos alegra a la hora de comer. Sinceramente, espero que no estés leyendo esto y que tengas hambre, porque no me gustaría que estuvieras imaginándote un jugoso tomate abierto en cuatro, con un chorro de aceite de oliva virgen extra y una pizquita de sal...

En realidad quería hablar de una noticia que ha hecho temblar los cimientos de la televisión. Telecinco retira de la parrilla "Aquí no hay tomate" después de más de cinco años en antena. El programa que ha hecho bandera del amarillismo y del insulto televisado deja un hueco en nuestros receptores ya que, según la cadena, equiere ofrecerles a los presentadores nuevos retos, y porque desde que empezó la nueva temporada, al final del verano, el descenso de espectadores ha ido in crescendo.

Esta es, en mi humilde opinión, la mejor noticia que podía dar este programa, y siento que hoy hay gente que está muy cerca de mí, como pudieran ser Isabel Pantoja, Cayetano Martinez de Irujo, Ortega Cano, la desaparecida Carmina Ordóñez u otras muchas de las víctimas de este engendro catódico (no he dicho católico, ojo), que les vilipendiaba sin piedad, que hurgaba en sus intimidades y que estarán descorchando botellas de cava, celebrando el fin de su peor pesadilla. Que curioso, esto me recuerda a las manifestaciones en contra de la querra de Irak hace unos seis años, cuando me manifestaba junto a sacerdotes, prelados y monjas, es decir, en la misma concentración, al menos en Alicante. Es sorprendente como en ocasiones los extremos se tocan. Y sobre todo me sorprende lo que hace que conecten.

Las principales televisiones comerciales se han hecho fuertes en unos géneros que rozan lo ilegal, vulnerando cualquier derecho básico a la intimidad, y fundamentalmente los derechos de los espectadores, ya que se suelen emitir en horario protegido. Hay una vieja controversia en torno a la programación televisiva, si estos programas los ve la gente porque se traga todo lo que le echen, o bien están ahí porque el espectador los demanda. Esta discusión siempre surge al calor de estos programas que tienen una gran personalidad y que son capaces de arrastrar pasiones a favor y en contra, como ya ocurrió con los famosos "Esta noche cruzamos el Mississippi" o "Crónicas Marcianas", aunque con una excepción, estos dos programas comenzaron bien, pero poco a poco fueron torciéndose. El "tomate" comenzó como terminó, sacando lo peor de cada uno, inventándose las noticias, pero dándole un barniz de cachondeo y falsa ingenuidad, como si lo que decían no fuera con ellos.

Seamos sinceros, todos en alguna ocasión hemos visto algún programa del corazón (y pocas veces los documentales de La 2). Yo confieso que sí, aunque nunca el ahora finado, y por supuesto nunca aguanto uno entero de estos programas. La mayor parte de éstos los veo gracias al espacio que se ha convertido en el Quijote de la televisión, me refiero a "Sé lo que hicistéis...", que emite La Sexta (tiki-taka). Confieso que me encanta, porque ha acabado con ese halo de protección que parecía tuvieran este tipo de programas, nadie les criticaba abiertamente, nadie se metía con ellos cara a cara, pero he aquí que esta gente les da mucha caña, se ríen de ellos, los ridiculizan y hace que prueben de su propia medicina, un castigo más que justo, al que se une el despertar de una visión crítica que ha hecho que descienda el número de espectadores, lo que ha llevado a su desaparición. Enhorabuena a todo el equipo, y muchas gracias a Milikito, de verdad.

De los presentadores prefiero no hablar. Pienso que no son más que unos mandados, trabajadores, las cabezas visibles, y dudo que sean los responsables de los contenidos (aunque como decía Kevin Smith en "Mallrats", los que murieron en la Estrella de la Muerte II, sabían dónde trabajaban). Es difícil rechazar una oferta para trabajar en televisión, porque sería cerrar las puertas a nuevas ofertas y sobre todo a ganar un sueldo que es mucho más que digno. No les culpo a ellos, pero sí de su hipocresía, por ejemplo, cuando se meten en plan cicatero con algunos personajes que se emborrachan, como si ellos nunca lo hubieran hecho (sabemos que sí, recordad el affaire del escroto de Jorge Javier vs. el micro de Pilar Rubio en el desfile del Orgullo Gay).

Muy felices nos las prometemos, pero habrá que esperar que nuevas sorpresas nos depara el futuro televisivo. Lo sé, de cauto paso a ser agorero. Mientras tanto prefiero brindar.

Bienaventurados los que no tienen nada que decir, y que resisten la tentación de decirlo.

James Lowell (1928- ) Astronauta norteamericano

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