El Athletic Club de
Bilbao es singular. Cualquier aficionado al fútbol conoce su idiosincrasia. La
más conocida es que sólo componen el equipo jugadores de Euskal Herria
(Euskadi, Navarra y el País Vasco-Francés).
Otra de sus
características es que celebran sus títulos (desde 1983) con un paseo por la ría
de Bilbao en gabarra, una embarcación pequeña y chata, que se utiliza para
transportar personas y mercancías por los ríos. Pero cosas del club, la liga
obtenida el pasado fin de semana por el equipo femenino no ha sido celebrada
con su paseo en gabarra. Desde el club apuntaron que en la última celebración (la
Supercopa de España 2014-2015) del equipo masculino no hubo paseo fluvial, y
que sólo se ha utilizado en un par de ocasiones, la liga 82-83 y el doblete
(Liga y Copa del Rey) en la temporada 83-84.
La gabarra podría ser una
anécdota, pero parece un síntoma. Dicen que el deporte femenino no interesa,
pero la realidad es que no se hace nada (o al menos muy poquito) por apoyarlo. No
sé si las portadas dedicadas a Garbiñe Muguruza tras su victoría en Roland Garrós
son puntuales.
El machismo en el deporte
es habitual. Hay ayuntamientos que niegan subvenciones a equipos femeninos, que
ante cualquier incidencia deben las propias jugadoras de costearse noches de
hotel y comidas. Hay medios de comunicación que acallan triunfos. Hay personas
que no han visto jamás una competición femenina (para a continuación entonar el
“yo soy español, español, español”).
En definitiva, el deporte
femenino necesita visualización, difusión y apoyo institucional, si no es
imposible que con el mismo esfuerzo, lleguen a tener la misma repercusión que
el deporte masculino, una gloria igual de merecida.
Fuente de la imagen: https://c2.staticflickr.com/4/3794/10466577533_8d693a76b1_b.jpg
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