No, no busques doble
sentidos, no busques tres pies al gato, no busques metáforas ocultas, no
busques señales que indiquen que hablo de política mientras hablo de otra cosa,
no. En este post voy a hablar de la fruta de verano, sin más.
El verano es, para mí,
una época excepcional para la fruta. Es temporada para las frutas sabrosas que
se pueden encontrar durante todo el año. Parece que la naturaleza se pone de
acuerdo para que disfrutemos del buen tiempo, del calor, de la playa y/o la
piscina, de la siesta, de cierto ocio, con unos manjares sencillos. Su sabor
dulce (en ocasiones con un punto ácido) hace que les guste a todo el mundo. Soy
un defensor a muerte de la fruta de verano, casi un radical, si es que en este
tema se puede ser radical.
La lista es muy completa:
cerezas, nísperos, albaricoques, sandías, melones, higos, ciruelas, peras de San
Juan, nectarinas y, justo cuando empieza a acabar el verano, el melocotón. Una
característica común a todas estas frutas es su elevado contenido en agua,
todas por encima del 85%, lo que las convierte en unas aliadas perfectas para
combatir los rigores de la canícula. Es una sabrosa manera de hidratarnos y
prevenir golpes de calor, sobre todo en niños y mayores. En eso la reina es la
sandía, cuya composición es 95% agua.
Más ventajas. Su bajo
aporte calórico las hacen ideales para guardar la línea y para que los
esfuerzos de la Operación Bikini no se vayan al traste en la primera barbacoa
que prepare tu cuñao en el chalé. Contienen vitaminas y aportan sales minerales
para reponer las que se pierden por el sudor y contienen azúcares naturales, es
decir, que son como las bebidas isotónicas pero naturales, nada de productos
fabricados en laboratorios. ¿Alguien quiere más motivos?
Un consejo: para comprar
estas frutas el mejor lugar es la frutería, la de barrio, la de siempre. Ya sé
que en muchísimas ciudades son los pakistaníes los que regentan la mayoría de
fruterías, pero eso no es óbice para dejar de comprar. La calidad es mucho
mejor que en las grandes superficies y supermercados, más fresco y con mejor
precio.
Como prometí aportar
recetas sencillas en este blog cada mes, y en mayo no publiqué ninguna, voy a
dar tres, para desquitarme.
1.- Añadid cerezas a una
carne guisada, preferiblemente roja (ternera o cordero es lo más habitual). Es
fácil, se sofríe la carne un poco (vuelta y vuelta) y se reserva. Se pochan en
una cazuela unas verduras para la base (puede ser cebolla, zanahoria,
champiñones…, eso sí que sean de sabor suave), se añade medio vaso de vino
tinto, medio vaso de agua, un chorro de aceite (de oliva, por favor), sal,
pimienta y laurel al gusto, unas cuantas cerezas deshuesadas (unos 125 gr. por cada
medio kilo de carne) y la carne que hemos reservados. Se deja cocer a fuego
lento unos 15-20 minutos y se emplata. La salsa se puede pasar un poco por la
batidora.
2.- Demos un toque
original a un gazpacho incluyendo entre sus ingredientes sandía. A saber: Media
sandía, medio kilo de tomates, un pimiento verde, un diente de ajo, sal, albahaca,
un buen chorro de aceite (de oliva, te lo suplico, y virgen extra a poder ser),
un chorrito de vinagre y agua fría si queremos aligerarlo (aunque el tomate y
la sandia le aportan ya bastante agua). Batidora al canto y de un trago.
3.- Para acabar un postre que es
una bomba calórica, albaricoques confitados con moscatel. Partimos por la mitad
los albaricoques y los deshuesamos (aproximadamente medio kilo para cuatro
personas), los pesamos y añadiremos en un cazo la misma cantidad de azúcar que
de fruta. Cubrimos la fruta y el azúcar con vino moscatel (también puede ser mistela,
que es un vino de licor de uva moscatel muy típico en la Comunidad Valenciana,
o cualquier vino blanco dulce seco). A fuego muy lento contamos veinte minutos
desde que hierva y retiramos. Es muy importante vigilar para que no se pase la
fruta ya que puede convertirse en una mermelada y queremos que la fruta
conserve su forma. Para servir acompañamos de helado de vainilla.
¡Que aproveche!
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