La situación en Libia es extraña. Es bastante extraña. No sé como definirlo, pero se suponía una acción rápida, casi quirúrgica. El plan era desposeer a los partidarios de Gadafi de su potencial ofensivo y entonces, al verse en pelotas (militarmente hablando) , se rendirían provocando la caída del regimen de Muamar.
Buen plan, mala ejecución. El que mejor conoce el terreno es el que tiene las de ganar. Ahora Gadafi ha emprendido un plan que bajo mi punto de vista demuestra cierta inteligencia por parte del dictador libio, y una soberana metedura de pata de los aliados. Ha querido que la ciudad de Misrata sea una ratonera, que sus infantes y sus tanques ataquen en las calles que, debido a la tipología urbana de los países musulmanes, son estrechas. En ese terreno los cazabombarderos no tienen nada que hacer, por muy precisos que sean sus ataques, la probabilidad de hacer blanco sobre una zona indebida (sobre civiles, principalmente) es muy alta.
Podemos discutir si se ha actuado en Libia por las reservas de gas y petróleo que guarda el país. No dudo que sea uno de los principales motivos. Podemos discutir si se interviene para evitar un genocidio por parte de Gadifi con la intención de borrar cualquier atisbo de oposición. Quiero pensar que se actúa también por las personas. No quiero que la comunidad internacional se arrepienta de miles de muertes y piense aquello tan manido de: "seguro que podría haber hecho algo".
Pero una de las causas derivadas de esta intervención/acción militar/guerra (táchese lo que proceda) que producen mayor terror y tristeza es el éxodo de cientos de libios que intentan llegar a otro país para huir de las penurias y de un futuro incierto en su país.
Uno de los puntos a los que han huído estas personas es la isla italiana de Lampedusa, una isla con una superficie de 20 km2 y una población de 5.500 habitantes, que dista unos 300 km de Libia (y algo más de 100 desde Túnez). A Lampedusa ya han llegado más de 18.000 refugiados, de los cuales 5.000 habían sido acogidos en la isla, el resto fue transportado a la península Itálica o a otros países de la Unión Europea.
Duplicar la población en un espacio de tiempo tan corto es un grave problema. Que miles de personas subsistan de manera casi milagrosa gracias a las aportaciones de los locales, y sin servicios mínimos de higiene, lavándose donde pueden y haciendo sus necesidades donde les dejan, es culpa directa de un gobierno inactivo, que tardó varias semanas en reaccionar.
Un tema tan sensible, esta catástrofe humanitaria ha sido utilizada por Berlusconi de manera asquerosa. Llegó un día a Lampedusa y soltó las siguientes perlas: prometió llevarse en apenas "48 o 60 horas" a las 6.200 personas desembarcadas en los últimos días, anunció un plan para convertir la localidad en un "paraíso" turístico, una compensación económica por los gastos derivados de la acogida de los refugiados y una rebaja de impuestos generalizada, se comprometió a hacer a esta localidad candidata al Premio Nobel de la Paz y anunció que se ha comprado una casa allí. ¿Se puede ser más populista y más demagogo en menos tiempo y con menos palabras? Supongo que sí, pero es tan difícil superar esto...
Ya he dicho muchas veces que me encanta Italia, me parece un gran país que por el hastío que produce la manera de hacer política por algunos dirigentes lleva años de una terrible crisis institucional, ríete tú de la Comunitat Valenciana.
Lo único que hasta ahora ha hecho el gobierno italiano ha sido embarcar a los inmigrantes y llevárselos a otros puertos, donde son desalojados a su suerte. Sin más contemplaciones., sin saber siquiera a que puertos. Mientras siguen llegando pateras a Lampedusa desde Libia y, recordándonos historias muy cercanas, muchas embarcaciones zozobran, arribando a Lampedusa únicamente los cadáveres de personas que sólo querían una vida algo mejor.
El drama está servido. Si antes nos estremecíamos con la llegada de pateras y cayucos a nuestras costas (fueran las peninsulares o las canarias) ahora debemos de tener el mismo sentimiento hacia estos refugiados, que huyen de la guerra para caer en la desesperanza. Europa no quiere acogerles, nos preocupa mucho más el Euribor o la deuda soberana. Es lo que tenemos.
Buen plan, mala ejecución. El que mejor conoce el terreno es el que tiene las de ganar. Ahora Gadafi ha emprendido un plan que bajo mi punto de vista demuestra cierta inteligencia por parte del dictador libio, y una soberana metedura de pata de los aliados. Ha querido que la ciudad de Misrata sea una ratonera, que sus infantes y sus tanques ataquen en las calles que, debido a la tipología urbana de los países musulmanes, son estrechas. En ese terreno los cazabombarderos no tienen nada que hacer, por muy precisos que sean sus ataques, la probabilidad de hacer blanco sobre una zona indebida (sobre civiles, principalmente) es muy alta.
Podemos discutir si se ha actuado en Libia por las reservas de gas y petróleo que guarda el país. No dudo que sea uno de los principales motivos. Podemos discutir si se interviene para evitar un genocidio por parte de Gadifi con la intención de borrar cualquier atisbo de oposición. Quiero pensar que se actúa también por las personas. No quiero que la comunidad internacional se arrepienta de miles de muertes y piense aquello tan manido de: "seguro que podría haber hecho algo".
Pero una de las causas derivadas de esta intervención/acción militar/guerra (táchese lo que proceda) que producen mayor terror y tristeza es el éxodo de cientos de libios que intentan llegar a otro país para huir de las penurias y de un futuro incierto en su país.
Uno de los puntos a los que han huído estas personas es la isla italiana de Lampedusa, una isla con una superficie de 20 km2 y una población de 5.500 habitantes, que dista unos 300 km de Libia (y algo más de 100 desde Túnez). A Lampedusa ya han llegado más de 18.000 refugiados, de los cuales 5.000 habían sido acogidos en la isla, el resto fue transportado a la península Itálica o a otros países de la Unión Europea.
Duplicar la población en un espacio de tiempo tan corto es un grave problema. Que miles de personas subsistan de manera casi milagrosa gracias a las aportaciones de los locales, y sin servicios mínimos de higiene, lavándose donde pueden y haciendo sus necesidades donde les dejan, es culpa directa de un gobierno inactivo, que tardó varias semanas en reaccionar.
Un tema tan sensible, esta catástrofe humanitaria ha sido utilizada por Berlusconi de manera asquerosa. Llegó un día a Lampedusa y soltó las siguientes perlas: prometió llevarse en apenas "48 o 60 horas" a las 6.200 personas desembarcadas en los últimos días, anunció un plan para convertir la localidad en un "paraíso" turístico, una compensación económica por los gastos derivados de la acogida de los refugiados y una rebaja de impuestos generalizada, se comprometió a hacer a esta localidad candidata al Premio Nobel de la Paz y anunció que se ha comprado una casa allí. ¿Se puede ser más populista y más demagogo en menos tiempo y con menos palabras? Supongo que sí, pero es tan difícil superar esto...
Ya he dicho muchas veces que me encanta Italia, me parece un gran país que por el hastío que produce la manera de hacer política por algunos dirigentes lleva años de una terrible crisis institucional, ríete tú de la Comunitat Valenciana.
Lo único que hasta ahora ha hecho el gobierno italiano ha sido embarcar a los inmigrantes y llevárselos a otros puertos, donde son desalojados a su suerte. Sin más contemplaciones., sin saber siquiera a que puertos. Mientras siguen llegando pateras a Lampedusa desde Libia y, recordándonos historias muy cercanas, muchas embarcaciones zozobran, arribando a Lampedusa únicamente los cadáveres de personas que sólo querían una vida algo mejor.
El drama está servido. Si antes nos estremecíamos con la llegada de pateras y cayucos a nuestras costas (fueran las peninsulares o las canarias) ahora debemos de tener el mismo sentimiento hacia estos refugiados, que huyen de la guerra para caer en la desesperanza. Europa no quiere acogerles, nos preocupa mucho más el Euribor o la deuda soberana. Es lo que tenemos.
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