miércoles, 20 de octubre de 2010

GERO ARTE OLATZ

Ayer un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida (tal y como definió Miguel Hernández la muerte de Ramón Sijé en la celebérrima elegía) nos dejó a los socialistas, especialmente a los de Benidorm, desolados, confusos, noqueados y tristes, muy tristes. Una noticia se extendió como el rayo entre los muchos amigos que atesoró. Olatz había fallecido.
En un principio no me lo creía, no me lo quería creer. Una actualización en Facebook desató el torrente de condolencias. Muchas, muchísimas. Y esta mañana han continuado.
Olatz era (¡cómo cuesta decir era!) una de esas personas imprescindibles, como las calificó Bertolt Brecht. Comprometida hasta la médula, socialista hasta el tuétano, las causas sociales eran sus causas. En verano acogía niños saharauis en su casa (son conmovedoras las fotos con las bicis en el jardín), preparaba proyectos de cooperación, estaba implicada en la difusión de las demandas de los habitantes del Sahara, de Palestina... Muchas veces en la Agrupación hacíamos bromas acerca de su implicación y de que acogía en su seno cualquier causa que implicara demoler desigualdades. Gracias a su excelente humor, no sólo no se enfadaba, se reía de sí misma y participaba de la broma.
Muchos la han calificado como la sonrisa permanente. Afable, risueña. Era la alegría personificada. Lograba arrancarte esa sonrisa de donde nadie más la podía sacar. Era de una alegría contagiosa. Algo tan necesario...
Parece que ahora sólo hubieran cosas buenas que decir, que es lo que suele suceder cuando alguien muere, pero en el caso de Olatz es merecido y justo. Es de esas personas que no crees que hayan muerto y que piensas que es una tremenda putada, una auténtica desgracia, la de Olatz es de esas muertes que te afectan profundamente aunque no sea un familiar.
La vida tiene que, a veces, te presenta coincidencias que hace que compares hechos con una nueva mirada. Ayer se celebraba el Día contra el Cáncer de Mama, y precisamente Olatz había superado un cáncer, creo que no de mama, pero cáncer al fin y al cabo. Dentro de su extraordinario sentido del humor, quiso mostrarse tal como era, sin dejarse intimidar por la enfermedad. Por eso colgó en su perfil de Facebook una foto con los efectos de la terapia. Calva, sin ocultarse tras un pañuelo, gorro o peluca. Pero el cáncer volvió a adueñarse de ella y finalmente logró apagar la sonrisa de Olatz. Ella estaba en Tenerife, exprimiendo lo que le quedaba de vida.
Tal es su compromiso que, como el Cid, gana batallas tras la muerte. Había donado su cuerpo a la ciencia. Generosa hasta más allá de lo concebible.
Hay otra coincidencia, en el mismo día que sabemos la muerte de nuestra compañera Olatz, recibimos la enorme noticia de que otra compañera, esta vez Leire Pajín, es nombrada ministra de Sanidad, Igualdad y Política Social. La sensación es agridulce, mucho.
Es la segunda vez que el zarpazo del cáncer se lleva a una compañera de la Agrupación de PSOE de Benidorm. En muy poco tiempo. Vicky y Olatz. Que putada. Que tristeza.
Hoy muchos nos sentimos desarropados por una pérdida muy dificil de suplir, es un hueco que dificilmente encontrara recambio. Nos negamos a aceptar esta pérdida, pero por desgracia deberemos resignarnos. Que injusta es la vida. Y hoy no hemos pensado en otra cosa. DEP

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