lunes, 27 de septiembre de 2010

RATATOUILLE


Los platos tradicionales no son más que recetas realizadas con los productos propios de una región. Es el tiempo, y en ocasiones un cierto aire romántico, los que los convierten en típicos. En esta ocasión nos referimos a una receta francesa, concretamente de la región de la Provenza y que se hizo universalmente conocida a raíz de una película de animación de la productora Pixar.
La ratatouille (pronunciación francesa: ra-ta-tuí [como nos decían en el cartel de la película]) es una especialidad regional francesa que se elabora con hortalizas y se cree que es originaria de Niza. En el DNI de la receta se indica que su nombre completo es ratatouille niçoise,y parece ser que este nombre se le otorgó por derivación del verbo touiller y que significa remover, ya que es la operación que se realiza al elaborar este plato. Se tienen noticias de la existencia de este plato desde el siglo XVIII.
Evidentemente hay versiones de este plato a cascoporro, donde se diferencian los ingredientes y la forma de prepararlos. Pero a grosso modo los ingredientes principales son: tomates, ajo, pimientos, cebollas, calabacín y berenjenas. Uno de los complementos principales es el hinojo, un bulbo muy presente en nuestros campos pero de poco predicamento en nuestra cocina. Para aderezar esta receta se suele utilizar también una mezclas de hierbas como tomillo, romero, albahaca, orégano, entre otros, las llamadas hierbas provenzales y que seguro que te suenan unos botecitos en los supermercados que así rezan (más fácil, imposible).
En cuanto a la preparación hay dos variantes, hacerlo todo junto, o cocinar cada ingrediente de forma independiente y unirlos al final (es la forma más "purista"). Si sois poco puristas os recomiendo cortar en láminas finas los distintos ingredientes e ir colocándolos por capas en una bandeja u otro cacharro que pueda ser utilizado en el horno. Entre capa y capa de ingredientes, que se suelen colocar en forma de escalera de caracol, se sazona con un chorrito de aceite de oliva, sal y un poco de hierbas. Para cocer hacerlo a unos 180º C durante 15-20 minutos. ¿Cómo saber si ya está listo? La verdura debe estar cocida aunque firme. Para que todo tenga un punto de cocción más homogéneo, el grosor de las rodajas de cada verdura debe variar dependiendo de la facilidad para cocerse. Es decir, una cebolla, que tarda poco en cocerse debe tener un corte más grueso que una berenjena, que tarda algo más.
Si los ingredientes te suenan es porque hay numerosas variantes en la cocina mediterránea. La más conocida para nosotros sería el pisto manchego, que casi comparte imgredientes, aunque puede variar un poco en la preparación. En Cataluña se cocina la samfaina, cuya traducción se asimila a pisto. En Mallorca existe el tumbet, aunque este no lleve cebolla, por ejemplo. En otros países mediterráneos hay versiones como la kapunata de Malta, que se elabora con tomates, pimiento verde, berenjena y ajo, y acompaña a los platos con pescado; el letscho, típico de la húngara; en Italia se prepara la ciambotta, con patatas hervidas, berenjenas, tomates y pimientos; y en Turquía el Imán Bayaldi que es la versión más cercana a la receta de la película, más que la ratatouille (cosas de los yanquis).
Por su parte, la película es muy recomendable, divierte, emociona mucho, y hará pensar al público. Tiene un ritmo magnífico y sus 110 minutos pasan volando. Sin querer ver cosas de donde no las hay, creo ver una reflexión acerca de la inmigración, la xenofobia y los guetos. Una lectura muy ligera sería, sí son ratas que nos parecen asquerosas, pero también son majas si se las conoce. La película también propone una reflexión acerca de la condición de la amistad, del triunfo y de qué es el éxito, lo rápido que se puede subir a la cabeza un éxito inesperado y en el que apenas se ha trabajado, mientras hay gente a tu alrededor que trabajando duro y diariamente no logra los mismos objetivos (que gran metáfora de los "triunfitos"). También creo que habla de volver a un pasado que quizás no es tan remoto, una vuelta a los orígenes de una sociedad que está perdiendo el rumbo intentando ser lo que no es.
Quizá sea el momento en que Francia, o mejor dicho, su Presidente, reflexione un poco acerca de esto. Él, húngaro de origen, se está pasando por el Arco del Triunfo tres palabras que representan mucho más que el simple significado para los franceses: libertad, igualdad, fraternidad. Las últimas expulsiones de gitanos rumanos de Francia están llevando a la vergüenza general a un país que para muchas generaciones ha significado un modelo de derechos sociales, de lucha, de reivindicación. Cuando quedaba lejos la Revolución Francesa, tomaron frente de la mecanización y la industria, tras ello fueron los más avanzados oponiéndose al fascismo (aunque los nazis invadieran Francia avanzando como Pedro por su casa), apagados aquellos rescoldos llegó el mayo del 68. Para los españoles, libertad significaba películas en cines de Toulousse o Perpignan. Pero ahora Francia significa expulsión y xenofobia.
Dice el cantante Víctor Manuel que no se puede vivir sin memoria. Está claro que Sarzoky la perdido en algún rincón mientras perseguía, bien a un gitano, bien a un fotógrafo. Qué pensará de él su abuelo, que tuvo que salir de Hungría. Muchas veces lo he dicho en este blog, l gente nunca abandona su hogar por gusto, si lo hacen, si abandonan su tierra es porque necesitan ganarse la vida, y en ocasiones la más pésima de las condiciones aquí, es mucho más que lo que abandonaron allí. Quizá necesite Sarzoky más ratatouille nicoise y menos alzas en los zapatos. Más recordar lo que pasaba en su país y a su alrededor hace cincuenta años, y no perseguir la fama a base de poder y modelos en la cama.


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