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Santiago Vañó Candeal
Viendo cosillas en el YouTube resulta que me encuentro con un video en el que dos jugadores de fútbol celebran un gol con un beso, vamos lo que vulgarmente se diría un muerdo, o comerse la boca. El beso tiene miga porque no es en un partido de la liga regional de no se donde, es un partido de la Premiere League (la Primera Divisó inglesa) entre Gary Neville y Paul Scholes, ambos jugadores del Manchester United (seguro que por poco que sepas de fútbol te suena el equipo). Evidentemente este beso ocupa uno de los lugares de honor en dicho portal de vídeos. La polémica ha sido grande. Canales como el ESPN, estadounidense y especializado en deportes, publico en primera instancia la foto como "Nevillegay". Lo tuvieron que retirar.
Ya ha vuelto a saltar esa comidilla de que si en el fútbol hay jugadores homosexuales. ¡Pues claro que los habrá! Y depende de sus capacidades serán mejores o peores que otros. ¿Acaso la condición sexual es un elemento para jugar al fútbol?
Esta situación entre Neville y Scholes no es nueva en nuestro país, donde la prensa del corazón y la prensa deportiva hay veces que se mezclan, se confunden, comparten territorio.
Esta última temporada saltó la noticia de una posible relación entre los jugadores del Barça Piqué e Ibrahimovic. El detonante fue una foto que se les realizó en el parking de la Ciudad Deportiva del Fútbol Club Barcelona. Según los protagonistas, hubo un rifirrafe en el entreno y lo solucionaron al acabar el mismo. Pero claro, eso no vende titulares y es mejor coquetear con la duda de la condición sexual de los jugadores. Una foto a destiempo y descontextualizada puede ser una poderosa arma.
Hace algún tiempo más, el protagonista de la supuesta homosexualidad era el ex-madridista Guti. Hubo un robado de una foto en la que supuestamente se besaba con un chico, su supuesto amante. Guti dió explicaciones: no era un chico, era su hermana. Los plumillas del corazón ni rectificaron ni se excusaron. Así son.
Guti era la víctima perfecta, asíduo a los medios de comunicación rosa a raíz de su matrimonio con Arancha de Benito, con un gusto por la ropa (y los complementos) más de moda, esa media melena... Era la excusa perfecta para encarnizarse con el jugador y su condición sexual, puesta en duda en numerosas ocasiones.
Hace ya unos cuantos años en el Sevilla un gol se celebró de una manera que a muchos les resultó escandalosa. A los protagonistas los tacharon de pervertidos. Hubo una reacción homófoba que duro poco, pero fue extremadamente dura. Gallardo y Reyes fueron los protagonistas. El juego de palabras con el primero dió para mucho.
Hay cientos de foros en los que se rumorea acerca de qué futbolista es gay o no lo es. Como antes comentaba, no creo que sea determinante, incluso no creo que sea interesante para el aficionado, más allá del detalle morboso o de un prejuicio. Quien quiera ver algo más que un abrazo entre dos jugadores que lo vea, quien quiera ver algo donde no exista que rasque hasta quedarse sin uñas. Yo paso de semejantes majaderías y prefiero centrarme en el espectáculo.
Esta situación entre Neville y Scholes no es nueva en nuestro país, donde la prensa del corazón y la prensa deportiva hay veces que se mezclan, se confunden, comparten territorio.
Esta última temporada saltó la noticia de una posible relación entre los jugadores del Barça Piqué e Ibrahimovic. El detonante fue una foto que se les realizó en el parking de la Ciudad Deportiva del Fútbol Club Barcelona. Según los protagonistas, hubo un rifirrafe en el entreno y lo solucionaron al acabar el mismo. Pero claro, eso no vende titulares y es mejor coquetear con la duda de la condición sexual de los jugadores. Una foto a destiempo y descontextualizada puede ser una poderosa arma.
Guti era la víctima perfecta, asíduo a los medios de comunicación rosa a raíz de su matrimonio con Arancha de Benito, con un gusto por la ropa (y los complementos) más de moda, esa media melena... Era la excusa perfecta para encarnizarse con el jugador y su condición sexual, puesta en duda en numerosas ocasiones.
Hace ya unos cuantos años en el Sevilla un gol se celebró de una manera que a muchos les resultó escandalosa. A los protagonistas los tacharon de pervertidos. Hubo una reacción homófoba que duro poco, pero fue extremadamente dura. Gallardo y Reyes fueron los protagonistas. El juego de palabras con el primero dió para mucho.
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