23:59
Santiago Vañó Candeal
Vivo estos días pasmado de lo que ocurre. No sé, pienso que estamos en una semana rara. Parece que tras las vacaciones medio mundo haya vuelto con ganas de tocar las pelotas.
El martes fue un día caótico en lo informativo: se levanta el secreto de sumario en los 50.000 folios todavía clasificados del caso Gürtel y al mismo tiempo empiezan los derribos de casas en El Cabanyal. El miércoles se da a conocer una noticia que espanta, Garzón será juzgado, triunfa la Falange.
Pero vayamos por partes. El PP defiende lo indefendible, o al menos intenta defenderlo. Medio PP empastrado por la corrupción y siguen con la excusa de que realmente son víctimas. Claro, cada vez que viene alguien a proponerme un negociete y me regala un reloj de 2.400 euros, no debo desconfiar de tan desprendido empresario. Si yo fuera militante del PP y tuviera que dar la cara en este embrollo, no seguiría la línea oficial. Pienso que aunque haya que presuponer la inocencia del que es juzgado, hay suficientes pruebas en su contra como para creer en una más que probable condena.
Se hartan en repetir que no hay financiación ilegal del PP, y es cierto, pero tan cierto como que ha habido financiación ilegal en algunas delegaciones regionales del PP, la Comunidad Valenciana, por ejemplo, donde la trama corrupta pagó 6 millones de euros en actos de campaña (ahora entiendo que vinieran 500 autobuses a Valencia y aún así tuvieron que prometer trabajo a inmigrantes). Esperanza Aguirre dice que la policía actúa como brazo ejecutor del gobierno, poniendo, una vez más, la labor de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en entredicho. Su único propósito es salvar el culo, caiga quien caiga.
Por si no tuvieramos suficiente, pensando que la policía actúa según el color del político de turno, cambiando de parecer según quien mande, con la inseguridad que eso produce en el ciudadano; resulta que una vez juzguen a alguien, el/la procesad@ podrá denunciar al juez/a. Eso pasa con Baltasar Garzón. Como a la Falange y la ultraderecha (curiosamente tienen la sede a escasos metros de la sede del PSOE) no les parece bien que las personas que murieron por defender el Gobierno legítimo y democráticamente elegido en la II República tengan sepultura donde les place a us familia, y no en una fosa común, pues denuncian al juez. Como no solo ellos le tienen inquina, pues el resultado es que se sentará en el banquillo de los acusados. Conclusión: la adjudicatura es insegura, la policía no hace bien su trabajo: no hay garantías para los ciudadanos.
No lo entiendo. No puedo entender que se quieran cargar de un plumazo los logros que tanto nos ha costado conseguir: libertad, democracia, justicia. ¿Esto era así antes de la Guerra Civil? Jamás pensé que llegara a creer que pudieramos estar al borde de la rebelión social. Creo que vivimos en una sociedad madura que ha aprendido que por medio de las armas se pierde más que se gana, pero tengo temor. Percibo cierta indignación en la calle, pero al mismo tiempo la sociedad esta anestesiada, quizá hastiada.
Por último está el tema de los derribos en el Cabanyal. Hay un doble asunto, en un principio los derribos en sí. Es trágico que se estén tirando inmuebles que han pertenecido a personas. Tras la excusa de la mejora de un barrio se está sepultando la historia de los valencianos, y peor aún, se está desplazando de sus orígenes y raíces a cientos de personas, ancianas en su mayoría, que carecen de los recursos necesarios para adquirir otra vivienda. El negocio de los amiguitos será pingüe, nuevos pisos a precio actual (mínimo 300.000 euros), zona privilegiada.
Otro asunto es la brutalidad con la que está actuando la policía, tanto la nacional como la local. No lo entiendo, cada vez que un policía agrede a un ciudadano indefenso me parece aberrante. Es inconcebible las cargas que están efectuando.
No puedo entender nada, quiero que me lo expliquen con calma, despacito. Quizá no sea tan dificil, quizá sea yo que estoy de semi-vacaciones. No lo sé.
El martes fue un día caótico en lo informativo: se levanta el secreto de sumario en los 50.000 folios todavía clasificados del caso Gürtel y al mismo tiempo empiezan los derribos de casas en El Cabanyal. El miércoles se da a conocer una noticia que espanta, Garzón será juzgado, triunfa la Falange.
Pero vayamos por partes. El PP defiende lo indefendible, o al menos intenta defenderlo. Medio PP empastrado por la corrupción y siguen con la excusa de que realmente son víctimas. Claro, cada vez que viene alguien a proponerme un negociete y me regala un reloj de 2.400 euros, no debo desconfiar de tan desprendido empresario. Si yo fuera militante del PP y tuviera que dar la cara en este embrollo, no seguiría la línea oficial. Pienso que aunque haya que presuponer la inocencia del que es juzgado, hay suficientes pruebas en su contra como para creer en una más que probable condena.
Se hartan en repetir que no hay financiación ilegal del PP, y es cierto, pero tan cierto como que ha habido financiación ilegal en algunas delegaciones regionales del PP, la Comunidad Valenciana, por ejemplo, donde la trama corrupta pagó 6 millones de euros en actos de campaña (ahora entiendo que vinieran 500 autobuses a Valencia y aún así tuvieron que prometer trabajo a inmigrantes). Esperanza Aguirre dice que la policía actúa como brazo ejecutor del gobierno, poniendo, una vez más, la labor de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en entredicho. Su único propósito es salvar el culo, caiga quien caiga.
Por si no tuvieramos suficiente, pensando que la policía actúa según el color del político de turno, cambiando de parecer según quien mande, con la inseguridad que eso produce en el ciudadano; resulta que una vez juzguen a alguien, el/la procesad@ podrá denunciar al juez/a. Eso pasa con Baltasar Garzón. Como a la Falange y la ultraderecha (curiosamente tienen la sede a escasos metros de la sede del PSOE) no les parece bien que las personas que murieron por defender el Gobierno legítimo y democráticamente elegido en la II República tengan sepultura donde les place a us familia, y no en una fosa común, pues denuncian al juez. Como no solo ellos le tienen inquina, pues el resultado es que se sentará en el banquillo de los acusados. Conclusión: la adjudicatura es insegura, la policía no hace bien su trabajo: no hay garantías para los ciudadanos.
No lo entiendo. No puedo entender que se quieran cargar de un plumazo los logros que tanto nos ha costado conseguir: libertad, democracia, justicia. ¿Esto era así antes de la Guerra Civil? Jamás pensé que llegara a creer que pudieramos estar al borde de la rebelión social. Creo que vivimos en una sociedad madura que ha aprendido que por medio de las armas se pierde más que se gana, pero tengo temor. Percibo cierta indignación en la calle, pero al mismo tiempo la sociedad esta anestesiada, quizá hastiada.
Por último está el tema de los derribos en el Cabanyal. Hay un doble asunto, en un principio los derribos en sí. Es trágico que se estén tirando inmuebles que han pertenecido a personas. Tras la excusa de la mejora de un barrio se está sepultando la historia de los valencianos, y peor aún, se está desplazando de sus orígenes y raíces a cientos de personas, ancianas en su mayoría, que carecen de los recursos necesarios para adquirir otra vivienda. El negocio de los amiguitos será pingüe, nuevos pisos a precio actual (mínimo 300.000 euros), zona privilegiada.
Otro asunto es la brutalidad con la que está actuando la policía, tanto la nacional como la local. No lo entiendo, cada vez que un policía agrede a un ciudadano indefenso me parece aberrante. Es inconcebible las cargas que están efectuando.
No puedo entender nada, quiero que me lo expliquen con calma, despacito. Quizá no sea tan dificil, quizá sea yo que estoy de semi-vacaciones. No lo sé.
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