Durante la noche del día 12 un croll recorría la parte inferior de un canal de noticias 24 horas: Última hora, se había producido un terremoto en Haití de 7,4 grados Richter. Caramba, pensé, hay que ver la mala suerte que tienen en Haití, siempre les toca lo peor. Y me acosté un poco preocupado (la potencia del seísmo era como para preocuparse).
La mañana del 13 empezó con las peores noticias posibles, el terremoto había sido devastador. Las primeras imágenes mostraban decenas de edificios sepultados, con la imagen icónica del Palacio Presidencial, y gente aterrada sin saber qué hacer. Otros intentaban retirar cascotes y escombros como podían, habitualmente con las manos desnudas.
Por la noche ya llegaron las imágenes espantosas. Los muertos empezaban a amontonarse en las calles, los hospitales abarrotados no daban a basto, la ayuda humanitaria ya era imprescindible.
A estas horas, cuando escribo estas líneas, los muertos se cifran entre 40.000 y 50.000, según la Cruz Roja, o más de 140.000, según el Primer Ministro haitiano. La desgracia se ha consumado, cebándose, una vez más, con aquellos que menos tienen. Es trágico escuchar a algunos corresponsales contar que tan desgraciada es la vida en Haití, que los habitantes, incluso ahora, parecen resignados a su suerte (mala, malísima). La otra noche Televisión Española mostraba de pasada, y en directo, algunos cadáveres que empezaban a hincharse por la descomposición de los cuerpos al sol.
Sería demagócico comparar nuestras situaciones, aquí, lejos de la tragedia con la de las víctimas. Sería morboso hablar de personas rescatadas tras días bajo las ruínas. Sería desastroso no solicitar la solidaridad de quien lea esto. Pero es que se debe hablar de todo lo anterior: nuestras privilegiadas vidas nos tienen que hacer reflexionar y no dudar ni un instante en auxiliar a todas las víctimas y no todo el mundo a muerto. Hay decenas de ONG a través de las que se puede ayudar a Haití. Desde JSPV apostamos por Solidaridad Internacional, que ha habilitado dos números de cuenta donde recibir donaciones:
BANCO SANTANDER
Titular: Solidaridad Internacional
Cuenta nº 0049-0001-54-2210042242
CAJA MADRID
Titular: Solidaridad Internacional
Cuenta nº 2038-1001-37-6000888882
Pero en esta ocasión los damnificados no entienden de siglas ni organizaciones, si llega la ayuda tan buena es la Cruz Roja, como Médicos sin Fronteras, Intermon Oxfam, o la que sea.
En el año 2.004, un par de semanas antes de las elecciones generales en España, se registraron graves disturbios en Haití. La información compartió espacio con la que surgía de la campaña electoral, incluso un periodista español, Ricardo Ortega, murió en un tiroteo. Entonces estallaron unos trenes en Madrid. Haití, el domingo electoral, ocupó media columna (al menos en El País). Volverá a pasar lo mismo, los medios son así, sólo espero que quede una cicatriz que nos duela, que sintamos a Haití una vez los focos cambien de objetivo.
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