LA ¿GRAN? NIT DE JULIOL

Anoche se celebró en Valencia la Gran Nit de Juliol, un evento que pretende el Ayuntamiento capitalino sea perdurable, de caracter anual y que se equipare a su evento inspirador, la Noche en Blanco que se celebra en varias capitales europeas. Pero Valencia es una capital provinciana, verbigracia de sus diligentes dirigentes, y compararse con París, Londres o la cercana Madrid, es una machada propia de quien se tiene en gran estima sin entender que está a años-luz del resto.

Porque el programa que se gestionó en Valencia estuvo falto de imaginación, falto de riesgo, falto de un interés por explorar vías inusuales que sorprendieran al espectador y que le llevarán más allá de un simple "¡qué bonito!". Hay que empatar, hay que conseguir que la gente se involucre, porque no forman parte de la operación artística.

Para empezar la Gran Nit hubo una actuación de un grupo de cornetas y tambores. ¡Qué gran riesgo! Puedes imaginar que si así empezó la noche... No acabó mal, pero el nivel era más asimilable al programa de una Fiestas Mayores de cualquier población, que a un gran evento cultural de una ciudad que quiere ser referente en algo que no sea choriceo, sobrecostes en obras y efímeros eventos de un discutible calado. Hubo acróbatas en la calle, danzas africanas, mariachis, estatuas humanas (estas suelen estar sin necesidad de una programación especial), un cuarteto de cuerda, una orquesta de cámara (en el maravilloso entorno de la Lonja), una actuación de teatro para peques, fuegos artificiales en la playa, grupos de música tocando versiones de artistas conocidos. A esto suma actuaciones de café-teatro, o la apertura hasta las 2 de la madrugada, cuando acabó todo, de algunos museos o galerías de arte privadas.

No estoy diciendo que la programación fuera mala, estuve escuchando a un grupo que tocaba versiones de Stevie Wonder, The Police, funky-disco setentero, con mucho gusto y criterio, pero no deja de ser una actividad sin riesgo. Se necesita algo más. Si estudias la programación acabas encontrándola un poco pobre y aprovechándose de la estructura que ya existe, como el café-teatro, que se realiza durante toda la temporada de invierno. Lo de los museos está muy bien, porque la gente con la tontería de ir fuera de hora llena estos espacios, es un gran reclamo. Apunto para recomendar una interesante exposición en la Galería del Tossal, en la plaza del mismo nombre, donde los materiales artísticos son la seda y la lejía.

La programación podría ser más extensa, sin necesidad de costar mucho más dinero, porque la excusa de la crisis es sólo una excusa. Porqué no algo de ópera en la explanada del carísimo Palau de les Arts, porqué no cuentacuentos en plazas, porqué no guiñoles para los niños, porqué no proyección de fotografías en la fachada de edificios importantes, porqué no involucrar al espectador para que sea algo más que un elemento pasivo. Por ejemplo, en Madrid circulaba una trailer con una plataforma en la que podía subir la gente a cantar con el celebérrimo videojuego SingStar, y lo patrocinó Sony.

Con un poco de interés, con un poco de imaginación, con un poco de ganas, con un poco de ilusión y no por pasar el trámite se podrían hacer mejores cosas. Es cuestión de planteárselo.

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