jueves, 4 de diciembre de 2008

¿Y...?



ETA ha vuelto a hablar de la única manera que sabe, con esas frases tan vacías de contenido como sus propios cráneos. Dos balas fueron suficientes para acabar con la vida de un empresario de 71 años, Ignacio Uria que como día se dirigía a jugar una partida de cartas con sus amigos en el bar de siempre, sin escolta. Cobardes, siempre tan cobardes.
Pero este vil asesinato tiene un trasfondo mucho más preocupante. Por una parte se intenta que los empresarios vascos sientan el hálito fétido y repugnante de los terroristas y que se preocupen por ellos, sus familias y sus negocios cada vez que reciban esa sarta de extorsiones y amenazas que eufemísticamente denominan impuesto revolucionario. Ya saben lo que les espera si no pagan a estos aprendices de la camorra, plomo y muerte. Sencillo, efectivo, vil, repugnante.
La empresa de Uria está participando en la construcción de la llamada Y vasca, que no es sino el proyecto de unir las tres capitales vascas a través del ferrocarril de alta velocidad y, a su vez, mejorar las comunicaciones con el resto de España y Francia. Pero en el pensamiento cerril (eso en caso de que exista algún tipo de pensamiento en esas cabecitas) de los etarras está establecido que Euskadi debe de estar aislado de sus enemigos. Y después dicen que defienden los intereses de Euskal Herria...
En un mundo globalizado mantenerte apartado del resto es un sinónimo de muerte, no sólo física, también cultural, económica, social... La Y no va en contra de Euskadi, es un símbolo del progreso y el avance de una de las regiones europeas más importantes, la industria y las empresas vascas lo necesitan. Los que se autoproclaman defensores de la sociedad vasca no son sino sus verdugos, los que poco a poco asfixian a una población más que harta de esta gente.
Bravo por Zapatero, defender, afianzar el proyecto del tren de alta velocidad vasco es decirles a los terroristas que no conseguirán sus propósitos. Con las últimas detenciones cada vez están más solos. Su derrota será rápida, pero lo advertí hace tiempo en este mismo blog: los últimos coletazos serán furiosos y dramáticos.
Azpeitia estará gobernada dentro de poco por un grupo político distinto al que ahora hay, ya que EA le ha retirado el apoyo a ANV por no condenar el atentado. ¿Ahora se dan cuenta de que pie cojean estos políticos?
Todo mi sentimiento está con ese pueblo, con esa gente, con esas familias, con esos empresarios, con todo un país que sufre a un grupo radical y descerebrado que sigue escribiendo con sangre la página más penosa de la historia reciente de Europa. Descanse en paz.
Tienen, por eso no lloran,
de plomo las calaveras.
Federico García Lorca (1898-1936) Poeta y dramaturgo español

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