LA CAJA NO ES TAN TONTA

Hace no mucho tiempo a la televisión se le llamaba caja tonta. Eran los tiempos de La Uno y el UHF. Nuestra decisión era simple: lo que todo el mundo veía o eso raro (películas de arte y ensayo, documentales, programas de vanguardia...). Y llegaron los canales autonómicos y privados. El mando a distancia se tornó poco menos que en el cetro regio del hogar, quien lo tenía en la mano era una suerte de portador del anillo (miii teeessssoooooro).

Pero hoy en día disponemos de una serie de recursos que complementan a la tele de toda la vida. TDT, plataformas digitales y fundamentalmente internet, está variando nuestro concepto de espectador, y nuestro rol. Ya no somos sujetos pasivos, somos los que decidimos, y hay que aprovechar nuestro potencial.

Los índices de audiencia se han convertido en el dogma que mueve el fluído audiovisual. Si desciende de un determinado límite, el programa fallece.

Dentro de las marañas de programas de las cadenas generalistas me gustaría destacar una perla.

Esa perita en dulce se llama El Intermedio. Es el digno sucesor del primer CQC patrio. Repite director, productora, presentador y me temo que guionistas. La combinación vuelve a ser explosiva, tremendamente divertida y ácida como un limón verde. Nadie salva la cabeza. El Gran Wyoming está en su salsa y su nuevo look a lo Larry King aún lo convierte en más caustico. Es impagable una de las secciones estrellas, Lo que España vota a a misa, donde se pone de relieve el dominio del humor de los guionistas. De lo mejorcito de la parrilla, como la mayoría de programas de La Sexta (Sé lo que hicisteis, Buenafuente o Salvados). Para frenarlos los rivales recurren a las querellas, ¡qué viva la libertad!

Si dejamos el humor de lado nos encontraremos con un programa que es una rara avis, se llama Página 2 y se encuentra en la parrilla de La 2, claro. El programa trata de una manera amena las novedades literarias. No es un programa más de libros, intentan inocular el gusanillo por la lectura, osados ellos.

La 2, tras el cambio de titularidad en La Moncloa empezó un cambio de estrategia, apostando por programas arriesgados y que no arrastran a grandes masas, pero son espectadores fieles. Perdidos sería un ejemplo, otro sería Muchachada Nui. En un artículo en El País se criticaba que se mantuviera en antena, en el ente público, a pesar de que la mayoría de espectadores los obtenía por internet. ¡Ay!, estos grupos mediáticos...

En el polo opuesto encontramos a Telecinco. Poseído de una histeria judicial (contra YouTube, La Sexta...) ve la paja en el ojo ajeno y no tiene reparos en pagar a delicuentes condenados por entrevistarles "en exclusiva". Se barajan cifras entre 300.000 y 350.000 euros para que Cachuli hable con Ana Rosa, se estima que 50.000 euros se habrá embolsado Luís Roldán, otros 70.000 euros para Violeta Santander mientras Jesús Neira entra y sale de la UCI... Mientras, luchan contra las injusticias con sus Doce meses, doce causas. Ni los fariseos les podrían igualar.

En otro de sus grandes éxitos, Escenas de matrimonio, reducto de marujas y espectadores de la tercera edad (hablo con conocimiento de causa), se echa por tierra todos los esfuerzos por equiparar a los sexos, y son tan hipócritas que un personaje en un capítulo le espeta lindezas como "zorra" e "hija de puta" a otro personaje, pero se corta cuando la manda "a tomar por... saco". Así es como Ana Rosa y la Campos se juntan, mientras Lobato se va a La Sexta tras las futuras hazañas de Fernando Alonso.

El problema de la televisión es el mismo que el de muchos otros productos, idiotiza si la usan para idiotizar; estimula si se elabora con talento e interés en el espectador, no en la cuenta de resultados. De esta forma han nacido esta hornada de magníficas series, la gran mayoría norteamericanas y que nada tiene que envidiar al mejor cine de Hollywood, en muchas ocasiones lo superan con creces en calidad de las tramas.

Todos necesitamos escapar de vez en cuando, que tire la primera piedra el que nunca haya visto alguna mierda, por devoción o por obligación, pero cuando encontramos un buen programa parece gloria. Voy a ver que echan a estas horas.

¡Televisión! Maestro, madre, amante secreta.

Homer Simpson. Técnico de seguridad

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