20:07
Santiago Vañó Candeal
No creas que me había desentendido de mi querido blog, lo que pasa es que llevo varias semanas con bastante trabajo, y creéme, no me quedaban fuerzas ni para escribir un artículo, ni siquiera para leer el correo (que tenía bastante acumulado, por cierto).
Quizás en esta semanas me haya fijado más de la cuenta en una serie de comportamientos repulsivos que nos han llamado la atención por la profusión que han logrado en los medios de comunicación. A lo mejor se debe a que ya tengo 27 años (cumplidos ayer, no te fijas en mi perfil, ni siquiera me felicitas...obviamente es broma) y ya empiezo a tener algo de sesera (o no).
Seguramente el caso más espectacular, que ha hecho estremecerse a medio planeta ha sido el de Josef Fritzl, el apodado "monstruo de Amstetten", que ha mantenido a su hija secuestrada durante 24 años (¡¡¡24 años!!!), en los que le ha infligido quien sabe qué tipos de abusos sexuales. No voy a extenderme en los pormenores del caso porque imagino los sabrás más que de sobra, poco puedo aportar. Lo que más me sorprende es que haya un individuo que sea capaz de obrar de semejante manera, sin ningún tipo de escrúpulo. Cada nueva noticia que se conocía sobre este terrible suceso, hacía que se me erizara el vello de todo el cuerpo.
Pero si nos paramos a pensar durante un instante recordaremos sin duda otras historias similares, jovenes secuestradas por un maníaco sexual, que las forzó a mantener relaciones y con las que llegaron a tener incluso hijos. De todos el más conocido, por el potente efecto mediático que se formó entorno a él en su día, fue el de Natascha Kampusch, compatriota de Fritzl. Peor que saber que hubo una persona capaz de semejante tropelía, es saber que ha habido más personas que han perpetrado igual atrocidad.
Otra "perla" que corre por este mundo es un tal Jorge Luís S. M., alias "Makelele". Esta "joyita" mató en enero de este año, en pleno centro de Vigo, a un matrimonio al que atropelló con su coche. Participaba en una carrera ilegal y dió positivo en el test de alcoholemia. Anoche fue detenido conduciendo un ciclomotor, se saltó un semaforo en rojo, triplicaba la tasa de alcoholemia. Tiene retirados, desde el atropello mortal, el pasaporte y el permiso de conducir. Con 22 añitos, es su tercera detención por un delito relacionado con el tráfico, ya que en noviembre de 2007 se le arrestó tras saltarse un stop, evidentemente, conducía ebrio. Me produce una terrible desazón saber que hay individuos descerebrados que ponen en peligro la vida de los demás por un comportamiento sin sentido, carente de toda sensibilidad hacia el otro, sin más, repulsivo. Espero que pague con justicia todo el mal que provoca y el nefasto ejemplo que da a otros especímenes de su misma calaña.
Por último me gustaría hablar de un colectivo que causa estragos en gran parte de la población mundial. Se trata de los especuladores. Su último campo de acción no se centra en el petróleo, desatado en los últimos meses; ni en las viviendas, que imposibitan el acceso a miles de familias; ni a los metales preciosos, ni las obras de arte, ni... qué sé yo... han puesto sus ojos en los cereales. En los mercados de futuro juegan con el sustento básico de millones de seres humanos, que en el mejor de los casos tienen como menú diario (plato único, sin duda) un cuenco de arroz cocido. La sociedad debería de actuar con severidad ante semejante indignidad, matar de hambre por el afán de acumular riquezas. Despreciable, abobinable, repulsivo.
En sus cómodos salones no faltará de nada, pero quizás a unos pocos kilómetros de distancia, no habrá nada. Mientras que en Occidente se emplea un 15% de los presupuestos familiares a la alimentación, en los países subdesarrollados este porcentaje se eleva hasta un 75%, si incrementa el precio de los artículos básicos no podrán hacer frente a su adquisición. El arroz, que es el cereal más consumido del planeta cuesta más del doble que hace un poco menos de un año, el 50% más desde que comenzó 2.008. La paella en Valencia es un poco más cara, imagínala en la India más rural...
Afortunadamente existe un paraguas para guarecerse de esta lluvia tóxica de infamia. El arte, la literatura, el cine, la música, la cultura en general; es nuestro oasis privado donde escondernos de un mundo que en gran parte está podrido.
La sola idea de que una cosa cruel pueda ser útil es ya de por sí inmoral.
Marco Tulio Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano
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