lunes, 11 de febrero de 2008

EFECTO EXPULSIÓN

Desde que empecé a escribir este blog hace unas cuantas semanas, pensaba en los temas acerca de los cuales escribiría, expresando mi opinión. Mi intención es siempre estar pegado a la actualidad y a mi modo de ver siempre intentaré que sea así. A la vez, algunos días pensaba en temas "reserva", por si la actualidad, o bien no me interesaba, o bien no me daba argumentos suficientes para expresarme a mis anchas. Pero hace unos días se unieron actualidad y tema "reserva", hablo de la inmigración.
Si ha saltado a la palestra es por la utilización inmoral que está haciendo el PP de este tema. Se les ha ocurrido perdirle a los inmigrantes que cumplan con las leyes del país (de este país con cuyo nombre tanto se les hincha la boca), que respeten las normas de convivencia y las tradiciones patrias y que aprendan a hablar correctamente la lengua del imperio (les aviso de que "alomojó" no está bien dicho). Y tendrán que firmarlo, porque es un contrato, del que no han dejado muy claro la contrapartida que reciben los inmigrantes, aunque parece que será darles el privilegio de trabajar y habitar en España.
De paso han deslizado la idea de que no deberían de saturar las urgencias, de que deben de servir bien los cafés en los bares y de que si son malos serán expulsados con cajas destempladas. Hipócritas. Toda persona que pise territorio nacional debe de respetar nuestras leyes, y la expulsión si cometen delitos ya se contempla (al no ser jurista desconozco si es en el código penal o en la ley de extranjería), desconocer la ley no implica que no se tenga que cumplir.
Para empezar explicaremos que intentan convencernos de que sólo son inmigrantes los africanos subsaharianos, los sudamericanos, los asiáticos o los europeos del Este. ¿Y los habitantes del Primer Mundo? ¿Los habitantes de la Unión Europea no emigran? Falacia de la que se aprovechan. Está claro que al nombrar a un inmigrante no nos viene a la cabeza un jeque árabe y sí la de una persona que ha venido a nuestro país a intentar ganarse la vida. Además, como cualquier persona les retienen dinero de su nómina y les cobran impuestos en cada producto que adquieren, ya así financian las arcas públicas.
A mí me gusta hablar de un término que he acuñado, es el efecto expulsión que se contrapone al manido mensaje de la derecha del efecto llamada. Yo nunca he pensado que por regular la situación de los inmigrantes acudan hordas de extranjeros a nuestro país, si vienen a nosotros es porque en sus países de origen carecen de oportunidades para desarrollar una vida mínimamente digna. Únicamente aflorará una situación irregular que beneficiará a la Seguridad Social. Es muy duro salir de tu hogar porque no tienes qué echarte a la boca, imagina lo que debe ser meterse en un cayuco con un océano embravecido y con temperaturas que pueden causar hipotermia, o yendo a la deriva, a oscuras y sin comida ni agua, y por si fuera poco al llegar a la costa tienes quemaduras en la piel por la mezcla del salitre y la gasolina que derraman los bidones de a bordo. Eso si llegas vivo, y puede que te esté esperando la Benemérita.
O piensa que no puedas salir a la calle, nada más que para aquellas funciones imprescindibles porque piensas que si te ve un policía te pararán, te pedirán la documentación, y al carecer de ella te retornarán a tu país, con la vergüenza que supone el haber fracasado y tener que pagar una deuda que se acrecentará, porque es seguro que volverás a intentarlo, sea por tierra, mar o aire.
Lo sé, he conocido a muchos inmigrantes y he hablado con ellos de sus situaciones en España. Normalmente ese prototipo de inmigrante no quiere más que ganar dinero con el que ayudar a sus familias. Actualmente hay países donde más del 50% del PIB depende de las remesas que envían aquellos compatriotas que han emigrado.
Pero vamos a aumentar nuestro espectro de visión acerca de los inmigrantes, vamos a aumentar la perspectiva con datos de mi Benidorm. Según el padrón de 2007 la nacionalidad más numerosa (exceptuando la española) es la británica con 4.594 de los 71.102 habitantes totales (6'59% del total), y los inmigrantes andaluces DOBLAN a éstos con un total de 8.953 personas. Rajoy, recordémoslo, es un gállego emigrado a Madrid, y precisamente siendo gallego tendría que tener mayor respeto al fenómeno de la inmigración. No hace mucho salió una noticia que decía que la población inmigrante en la Comunidad Valenciana igualaba a la nativa, y contaban a cualquier persona que había emigrado fuera ruso, turco, inglés, vasco o extremeño. Si sigo dando datos de esta índole me harían falta veinte blogs, o más.
Deberían que darse cuenta, si en el PP tan liberales son (económicamente hablando), que el mundo actual está borrando las fronteras. Obviamente la inmigración se debe de controlar, antes que nada invirtiendo en cooperación en los países de origen. Me gustaría que cuando pensaran en africanos subsaharianos pensaran en los futbolistas Kanouté (Sevilla F.C.) o Eto'o (F.C. Barcelona), cuando pensaran en los sudamericanos en Agüero (Atlético de Madrid) o Robinho (Real Madrid), cuando pensaran en los asiáticos en Jeong Hwan Kim (presidente de Samsung España) o Usun Yoon (la colaboradora de El Intermedio) o cuando pensaran en los europeos del Este en Petar Popovic (pivot de Joventut) o el serbio Zigic (Valencia C.F.). O en aquellos que diariamente trabajan para ellos sirviéndoles el bocadillo de tortilla, ayudándoles a repostar en su coche o limpiando el suelo que pisan, o construyendo su ordenador, diseñando los aviones en los que viajan investigando el medicamento que necesitan.
Por cierto cuando Beckham jugó en el Real Madrid después de cuatro años no hablaba español, ¿Rajoy lo expulsaría?


Siempre me ha parecido que a un ser humano sólo le puede salvar otro ser humano.
Heinz G. Konsalik (1924-1999) Escritor alemán.

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