17:54
Santiago Vañó Candeal
Creemos que la democracia está plenamente asentada, al menos en nuestro país, pero no es así. No es así porque como un ñu tierno en mitad de la sabana, hay depredadores que querrían devorarlo.
La democracia puede esfumarse tan rápido que no nos demos cuenta de que ha desaparecido. El verdadero peligro está en una sociedad que está bastante anestesiada ante flagrantes casos de violación de los derechos más básicos.
No estoy teorizando estoy exponiendo una verdad tan cierta como que el sol sale por el este cada mañana: Valencia, marzo de 2010. Como a un diputado (MÁXIMO CATURLA se llama este señor) no le gustan unas fotos que narran hechos verdaderos y constatados (el escándalo del "caso Gürtel" y los famosos trajes) ordena que se retiren de una exposición. Como ya sabrás estoy contando la polémica que ha suscitado algunas de las imágenes que componen la exposición "Fragments d'un any" que organizada por la Unió de Periodistes Valencians, estaba expuesta en el Muvim (Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad).
Si un mindundi, porque quien parece ser que ordenó la retirada de esas fotos no es más que un mindundi sin idea alguna de criterios expositivos, es capaz de quebrantar uno de los máximos logros de las sociedades modernas (la libertad de expresión) qué no podrán hacer aquellos de su misma camada que tienen puestos de responsabilidad. Aunque algunos de sus correligionarios ya se han descolgado de este triste acontecimiento. El barco se hunde, ya sabes quien huye en primer lugar.
Todo este asunto me recuerda la leyenda que corre de que cuando Velázquez le eseñó al papa Inocencio X el retrato que había pintado, el papa exclamó: Troppo vero!", es decir, demasiado real. Así es como se enseña en arte el retrato psicológico, ese que además de caracterizar rasgos define la personalidad del protagonista. Si buscas la obra que cito podrás suponer la personalidad de Inocencio X. Si ves las fotos de la exposición censurada comprenderás la manera de ser de los retratados y retratadas.
Pero esto ha sido un punto más. Podríamos hablar largo y tendido de las Cortes Valencianas, donde se coarta la palabra de los diputados y diputadas de la oposición, se les expulsa por pedir a la presidenta (que es más parte que juez) que se permita acabar un turno de palabra (de la oposición, claro está, porque al PP se le permite saltarse los tiempos como quien salta un charco) y donde el Molt Honorable President desaparece por esos mundos de Dios (nunca mejor dicho) cuando tiene sesión de control.
No se responde a los periodistas, no se muestran contratos que deberían ser públicos, se manipula torticeramente la televisión que pagan todos y todas los ciudadanos, se malgasta el dinero público en acto intrascendentes, se trapichea a costa del futuro de mis hijos y nietos, se arrasan barrios en nombr ede un progreso que sólo es para unos pocos, se inflan el pecho como avutardas en celo con un provincianismo de pacotilla.
Sin embarga falta una reacción mayor, porque la democracia no es sólo votar cada cuatro años (o cuando toque). La democracia debería ser activa como lo fue años atrás. Manifestaciones, huelgas, sentadas, protestas, caceroladas... Llamar la atención del que no oye desde su despacho alejado de la calle. Internet es un arma muy poderosa. Facebook es un ejemplo. ¿Cuántas noticias salen ultimamente de movimientos en las redes sociales que traspasan fronteras y remueven conciencias? Estamos todos en el mismo saco, rompámoslo para cambiar las cosas.
Mucho ánimo a Román de la Calle que ha demostrado que queda mucha ética y mucha dignidad. Su dimisión es mucho más que el resultado de involucrarle en un caso del que no tuvo nada que ver. Eso es responsabilidad.
La democracia puede esfumarse tan rápido que no nos demos cuenta de que ha desaparecido. El verdadero peligro está en una sociedad que está bastante anestesiada ante flagrantes casos de violación de los derechos más básicos.
No estoy teorizando estoy exponiendo una verdad tan cierta como que el sol sale por el este cada mañana: Valencia, marzo de 2010. Como a un diputado (MÁXIMO CATURLA se llama este señor) no le gustan unas fotos que narran hechos verdaderos y constatados (el escándalo del "caso Gürtel" y los famosos trajes) ordena que se retiren de una exposición. Como ya sabrás estoy contando la polémica que ha suscitado algunas de las imágenes que componen la exposición "Fragments d'un any" que organizada por la Unió de Periodistes Valencians, estaba expuesta en el Muvim (Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad).
Si un mindundi, porque quien parece ser que ordenó la retirada de esas fotos no es más que un mindundi sin idea alguna de criterios expositivos, es capaz de quebrantar uno de los máximos logros de las sociedades modernas (la libertad de expresión) qué no podrán hacer aquellos de su misma camada que tienen puestos de responsabilidad. Aunque algunos de sus correligionarios ya se han descolgado de este triste acontecimiento. El barco se hunde, ya sabes quien huye en primer lugar.
Todo este asunto me recuerda la leyenda que corre de que cuando Velázquez le eseñó al papa Inocencio X el retrato que había pintado, el papa exclamó: Troppo vero!", es decir, demasiado real. Así es como se enseña en arte el retrato psicológico, ese que además de caracterizar rasgos define la personalidad del protagonista. Si buscas la obra que cito podrás suponer la personalidad de Inocencio X. Si ves las fotos de la exposición censurada comprenderás la manera de ser de los retratados y retratadas.
Pero esto ha sido un punto más. Podríamos hablar largo y tendido de las Cortes Valencianas, donde se coarta la palabra de los diputados y diputadas de la oposición, se les expulsa por pedir a la presidenta (que es más parte que juez) que se permita acabar un turno de palabra (de la oposición, claro está, porque al PP se le permite saltarse los tiempos como quien salta un charco) y donde el Molt Honorable President desaparece por esos mundos de Dios (nunca mejor dicho) cuando tiene sesión de control.
No se responde a los periodistas, no se muestran contratos que deberían ser públicos, se manipula torticeramente la televisión que pagan todos y todas los ciudadanos, se malgasta el dinero público en acto intrascendentes, se trapichea a costa del futuro de mis hijos y nietos, se arrasan barrios en nombr ede un progreso que sólo es para unos pocos, se inflan el pecho como avutardas en celo con un provincianismo de pacotilla.
Sin embarga falta una reacción mayor, porque la democracia no es sólo votar cada cuatro años (o cuando toque). La democracia debería ser activa como lo fue años atrás. Manifestaciones, huelgas, sentadas, protestas, caceroladas... Llamar la atención del que no oye desde su despacho alejado de la calle. Internet es un arma muy poderosa. Facebook es un ejemplo. ¿Cuántas noticias salen ultimamente de movimientos en las redes sociales que traspasan fronteras y remueven conciencias? Estamos todos en el mismo saco, rompámoslo para cambiar las cosas.
Mucho ánimo a Román de la Calle que ha demostrado que queda mucha ética y mucha dignidad. Su dimisión es mucho más que el resultado de involucrarle en un caso del que no tuvo nada que ver. Eso es responsabilidad.
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