Como los periodistas serios y los análisis sesudos han hecho el análisis de los primeros 100 días del mandato de Barack Obama yo, que no soy ni periodista ni sesudo, hago el análisis de los 111 días, que suena mucho mejor. Ya sé que esa cifra (100, no 111) es simbólica y es el tiempo de cortesía que se le da a cualquier recién llegado.
Para empezar la primera promesa ha estado casi cumplida, es decir, cerrar la vergonzosa prisión ILEGAL de Guantánamo. Esta misma semana ha encontrado una traba bur(r)ocrática en forma de falta de fondos para llevar a cabo esta encomiables misión. Esperemos que la legislación y el presupuesto no sean el impedimento para que se cierre un espacio donde los Derechos Humanos se han olvidado y dónde la ilegalidad ha sido moneda común de cambio.
Para empezar la primera promesa ha estado casi cumplida, es decir, cerrar la vergonzosa prisión ILEGAL de Guantánamo. Esta misma semana ha encontrado una traba bur(r)ocrática en forma de falta de fondos para llevar a cabo esta encomiables misión. Esperemos que la legislación y el presupuesto no sean el impedimento para que se cierre un espacio donde los Derechos Humanos se han olvidado y dónde la ilegalidad ha sido moneda común de cambio.
Otra de las materias que se ha atrevido a abordar, que en su momento presidentes de su mismo partido (Bill Clinton) no tuvieron coraje de afrontar de una manera seria y efectiva, es el cambio climático. Tanto es así que Barack Obama está estudiando si Estados Unidos ratifica el Protocolo de Kioto. Esto es casi increíble, parece de ciencia-ficción que un presidente norteamericano se atreva a pertenecer al club que lucha por reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Esa sí que es una política responsable, quiere ir más allá de las legislaturas en las que esté en el poder.
Lo que no se ha perdido todavía (y esperemos que siga así muuuucho tiempo) es la ilusión que ha levantado en todo el mundo su elección como presidente. Y no sólo en su país, si no que allá donde va levanta una pasión que se puede asemejar a una estrella del cine o de la música. Much@s tememos que con el único aval de Obama, el COI decida que los Juegos Olímpicos de 2.016 se celebren en Chicago, ciudad íntimamente ligada al gobernante (también entraría la norma no escrita de no repetir en el mismo continente, y decisiones geopolíticas de diverso orden).
Posiblemente uno de los países que más pecho ha sacado ha sido España. El ex-senador de Illinois ha puesto a nuestro país de ejemplo en dos ocasiones al menos. La primera fue para alabar la política de promoción e implantación de energías renovables por parte del gobierno español, especialmente desde la llegada de José Luís Rodriguez Zapatero a la Moncloa. Así se pierde dependencia del petróleo, se generan puestos de trabajo y se acercan a los supuestos de Kioto, tres en uno.
La segunda, y más reciente, fue para afirmar que Obama quiere implantar una red ferroviaria de Alta Velocidad a semejanza de la española. Y así no puede más que ocurrir que se nos ponga un culo gordo, no cabemos de gozo en los pantalones. Si los americanos se fijan, y nos copian, será porque lo estamos haciendo bien. Las distancias entre ciudades norteamericanas se cubren fundamentalmente por vía aerea, lo que supone un nivel de contaminación altísimo. Además de los problemas con la congestión celeste, y porque no, eliminar un poco la psicosis terrorista aerea.
Además Obama quiere mejorar las prestaciones a las clases más desfavorecidas, mejorar el sistema de ayudas sociales, en definitiva, implantar el estado del bienestar plenamente, al modo europeo. Sanidad universal y gratuita incluída. ¿Se les habrá colado un rojillo en la White House?
Bien pinta este presidente, nos lo temíamos. Lo comprobamos.
Una ilusión eterna, o por lo menos que renace a menudo en el alma humana, está muy cerca de ser una realidad.
André Maurois (1885-1967) Novelista y ensayista francés.
Una ilusión eterna, o por lo menos que renace a menudo en el alma humana, está muy cerca de ser una realidad.
André Maurois (1885-1967) Novelista y ensayista francés.
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