22:59
Santiago Vañó Candeal
Vuelvo a publicar un artículo tras un paréntesis fallero-semanasantero. Aquí en Valencia han sido muchos días de fiesta, que se han unido (al menos en mí) a unos días de intenso trabajo (¿dije intenso?). El caso es que desde el último post han pasado muchas cosas en el mundo, y poco a poco iré dando mi opinión por aquí.
Pero hacía tiempo, bastante tiempo, que tenía un tema en la cabeza y quería abrirse paso. Lo que pasa es que no quería opinar acerca de esto y que me llevara el enfado que tenía y prefería darle tiempo y sobre todo que pasara algo positivo para tener sentimientos mixtos. El tema no es otro que el octogenario Valencia Club de Fútbol.
Para todos los valencianistas, entre los que me incluyo, esta temporada ha sido la más triste y decepcionante de los últimos años, y no recuerdo una liga que despertara menos atención por parte de la que durante tanto tiempo fue considerada la mejor afición de España. Hace tiempo que en enero ya estaba todo el pescado vendido en la liga y que la decepción se había trocado por indiferencia.
Ya hace unas cuantas semanas que la afición desea pasar página, que acabe pronto la temporada e ilusionarse nuevamente con la siguiente. Pero hay un hecho que ha removido, afortunadamente, a la afición, se ha llegado a la final de la Copa del Rey. Además de ganar, en la misma semana, al Real Madrid, a domicilio y jugando bien. El torneo del KO puede ser que funcione como un bálsamo y que ayude a cicatrizar la herida que sangra en una de las alas del murciélago. Curiosamente en esta competición ha cosechado las mayores decepciones desde que la ganara allá por el 1.999, en una inolvidable final contra el Atlético de Madrid en el Estadio de la Cartuja, con un gol de Mendieta grabado eternamente en las pupilas valencianistas.
El Valencia ha sido un equipo que, hasta hace unos años, se conformaba en ganar al Madrid y al Barça, llegar a Europa era un resultado excelente. De un tiempo a esta parte no nos conformamos con menos que entrar en Champions y ganar un título, Rafa Benítez abrió el tarro de la confitura del éxito, los títulos son dulces. Este año lo de la Champions queda lejos, pero ahí está la final contra el Getafe, un partido que si se juega con la motivación con la que se ha jugado el resto de partidos de Copa es bastante asequible.
Si hay que buscar un culpable habría que señalar, sin ningún lugar a dudas al ya dimitido presidente (expresidente) Juan Soler. Su padre, le regaló las acciones para convertirse en el presidente de un club importante en España y admirado en Europa. A su salida sólo ha dejado un equipo desestructurado, enfadado con todos tanto dentro como fuera, y lo que es peor, se ha convertido en el hazmerreir de la liga española, gracias al triple affaire Cañizares-Angulo-Albelda, una historia que ha sumido al club en un tristísimo episodio, tal vez el más triste de su historia.
La idea de Soler desde que se sentó en el sillón presidencial (que él convirtió en un trono) fue enriquecerse a costa de embolsarse las obras que han ido saliendo durante su mandato, léase, el nuevo estadio o la nueva ciudad deportiva, una operación que definió como "pelotazo", tal es la estupidez de este individuo que le llevó a confesar un delito ante los medios de comunicación, gracias a las recalificaciones "mágicas" de los Excelentísimos Ayuntamientos de Paterna y Ribarroja. Su excesivo presidencialismo llevó a manejar el club como si de una de sus empresas fuera (o el cortijo del señorito). Pero un club de fútbol carece de beneficios, se rige por sentimientos y los mueven los resultados. Si los resultados lo hubieran acompañado...otro gallo cantaría. Pero comenzó a descarrilar y la tensión entre Carboni y Flores llevó a la destitución del primero, y el segundo fue cesado cuando parte de la afición se lo pidió. Trajo a Koeman, un entrenador que, excepción hecha de los partidos citados anteriormente, ha sido un fiasco, con unos números mucho más pobres que los de su predecesor.
La salida del expresidente ha sido la mejor noticia de la temporada y esperemos que su sustituto, a quien no reconocería si me lo encontrara en la calle, enderece el rumbo de un barco que el capitán no ha llevado a puerto, como prometió. Es un pensamiento extendido que nos hemos topado con el peor presidente de la historia del Valencia, si no lo crees, sal fuera y pregunta.
Confío en la mejoría de este equipo y que la temporada que viene sea menos sísmica. También esperamos que en la próxima jornada el Valencia no vuelva a ser el equipo "Robin Hood", que lo que robaba a los ricos se lo daba a los pobres.
Pero hacía tiempo, bastante tiempo, que tenía un tema en la cabeza y quería abrirse paso. Lo que pasa es que no quería opinar acerca de esto y que me llevara el enfado que tenía y prefería darle tiempo y sobre todo que pasara algo positivo para tener sentimientos mixtos. El tema no es otro que el octogenario Valencia Club de Fútbol.
Para todos los valencianistas, entre los que me incluyo, esta temporada ha sido la más triste y decepcionante de los últimos años, y no recuerdo una liga que despertara menos atención por parte de la que durante tanto tiempo fue considerada la mejor afición de España. Hace tiempo que en enero ya estaba todo el pescado vendido en la liga y que la decepción se había trocado por indiferencia.
Ya hace unas cuantas semanas que la afición desea pasar página, que acabe pronto la temporada e ilusionarse nuevamente con la siguiente. Pero hay un hecho que ha removido, afortunadamente, a la afición, se ha llegado a la final de la Copa del Rey. Además de ganar, en la misma semana, al Real Madrid, a domicilio y jugando bien. El torneo del KO puede ser que funcione como un bálsamo y que ayude a cicatrizar la herida que sangra en una de las alas del murciélago. Curiosamente en esta competición ha cosechado las mayores decepciones desde que la ganara allá por el 1.999, en una inolvidable final contra el Atlético de Madrid en el Estadio de la Cartuja, con un gol de Mendieta grabado eternamente en las pupilas valencianistas.
El Valencia ha sido un equipo que, hasta hace unos años, se conformaba en ganar al Madrid y al Barça, llegar a Europa era un resultado excelente. De un tiempo a esta parte no nos conformamos con menos que entrar en Champions y ganar un título, Rafa Benítez abrió el tarro de la confitura del éxito, los títulos son dulces. Este año lo de la Champions queda lejos, pero ahí está la final contra el Getafe, un partido que si se juega con la motivación con la que se ha jugado el resto de partidos de Copa es bastante asequible.
Si hay que buscar un culpable habría que señalar, sin ningún lugar a dudas al ya dimitido presidente (expresidente) Juan Soler. Su padre, le regaló las acciones para convertirse en el presidente de un club importante en España y admirado en Europa. A su salida sólo ha dejado un equipo desestructurado, enfadado con todos tanto dentro como fuera, y lo que es peor, se ha convertido en el hazmerreir de la liga española, gracias al triple affaire Cañizares-Angulo-Albelda, una historia que ha sumido al club en un tristísimo episodio, tal vez el más triste de su historia.
La idea de Soler desde que se sentó en el sillón presidencial (que él convirtió en un trono) fue enriquecerse a costa de embolsarse las obras que han ido saliendo durante su mandato, léase, el nuevo estadio o la nueva ciudad deportiva, una operación que definió como "pelotazo", tal es la estupidez de este individuo que le llevó a confesar un delito ante los medios de comunicación, gracias a las recalificaciones "mágicas" de los Excelentísimos Ayuntamientos de Paterna y Ribarroja. Su excesivo presidencialismo llevó a manejar el club como si de una de sus empresas fuera (o el cortijo del señorito). Pero un club de fútbol carece de beneficios, se rige por sentimientos y los mueven los resultados. Si los resultados lo hubieran acompañado...otro gallo cantaría. Pero comenzó a descarrilar y la tensión entre Carboni y Flores llevó a la destitución del primero, y el segundo fue cesado cuando parte de la afición se lo pidió. Trajo a Koeman, un entrenador que, excepción hecha de los partidos citados anteriormente, ha sido un fiasco, con unos números mucho más pobres que los de su predecesor.
La salida del expresidente ha sido la mejor noticia de la temporada y esperemos que su sustituto, a quien no reconocería si me lo encontrara en la calle, enderece el rumbo de un barco que el capitán no ha llevado a puerto, como prometió. Es un pensamiento extendido que nos hemos topado con el peor presidente de la historia del Valencia, si no lo crees, sal fuera y pregunta.
Confío en la mejoría de este equipo y que la temporada que viene sea menos sísmica. También esperamos que en la próxima jornada el Valencia no vuelva a ser el equipo "Robin Hood", que lo que robaba a los ricos se lo daba a los pobres.
Mucha gente piensa que el fútbol es un juego a vida o muerte, pero es mucho más importante que eso.
William Shankly (1913-1981) Entrenador de fútbol inglés.
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